Harina, levadura y sal
María González Reyes
Domingo 28 de enero de 2018
Cuando llegó no conocía a nadie en toda la ciudad. No conocía a nadie. Sus dos hijas tampoco. Ocho y seis años. Compró harina, levadura y sal y se puso a amasar para hacer pan. Sabía que le salían muy bien. Después, con el pan aún caliente, fue llamando a las puertas de las vecinas a las que aún no conocía. Buenas tardes, acabo de instalarme en el 1°A, me llamo Nour.
Sabía que sola no podría sobrevivir en esa ciudad.
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