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El carro de la compra

María González Reyes

Domingo 10 de julio de 2022

Hay mujeres que nacen sin que nadie lo note. Que piden la vez en la cola del puesto de fruta del mercado sin que apenas se escuche su voz. Que tienden las sábanas buscando el lugar donde el viento y el sol combinan perfecto sin que nadie aprecie la dedicación. Que dejan de ir a la escuela sin que el profesor se percate de que hay una silla vacía.

Ella era una de esas mujeres.

Cuando cumplió los 18, se casó con un hombre que nunca le preguntó cuáles eran sus sueños y ella decidió buscarlos en una escuelita para mujeres adultas que dos maestras montaron en el barrio.

A él no le pareció bien la idea de que fuese a clase, pero como ella tenía que salir a hacer todas las tareas que son necesarias para que la casa funcione por dentro, siguió yendo a la escuelita durante los años que necesitó para aprender todo lo que quería saber. "Han abierto una frutería que cae más lejos pero trae mejores cosas, por eso me entretengo más y tardo en volver".

Sus cuadernos se fueron llenando de palabras escritas cada vez de manera más ágil hasta que aprendió a imaginarse diferente y, cuando decidió marcharse, los metió como un tesoro en su maleta.

Siempre estuvieron guardados en un lugar en el que ella estaba segura de que él nunca los encontraría: el carro de la compra.


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