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Villar Mir, el fin del último ‘césar’ del Ibex-35

Dani Domínguez (La Marea, 31 de mayo de 2021)

Lunes 31 de mayo de 2021

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“Un paso a un lado”. Así ha sido definida por la prensa económica la decisión de Juan Miguel Villar Mir de abandonar la presidencia del holding empresarial que lleva su apellido. Después de más de tres décadas al frente, será su primogénito, Juan Villar-Mir de Fuentes, quien asuma el puesto de cabecera en el Grupo Villar Mir.

Con 89 años, el I marqués de Villar Mir seguirá siendo el presidente de honor del holding familiar. Mientras, su hijo será el encargado de intentar capear el temporal económico que viven sus diferentes compañías. El momento es tan complicado que el pasado octubre pidió 240 millones de euros al fondo de rescate de la SEPI. Una petición reelaborada hace algunos días y aumentada a casi 400 millones de euros.

Villar Mir, el CEO del capitalismo español

“Villar Mir es el último representante de lo que ha sido una dinastía de empresarios que, con la modernización de la economía española y gracias a sus relaciones políticas, se hicieron de oro”, explica Pedro Ramiro, investigador del Observatorio de Multinacionales de Latinoamérica (OMAL) y coautor A dónde va el capitalismo español (Traficantes de Sueños, 2019). Porque la historia de Juan Miguel Villar Mir es también la historia de una particular forma de hacer negocios denominada como capitalismo de amiguetes.

Cuando nació en Madrid en 1931, Félix Huarte –uno de los constructores mimados del franquismo– hacía cuatro años que había creado Huarte y Cía., S.A. Mientras Huarte se llenaba los bolsillos gracias a las concesiones otorgadas por la dictadura, Villar Mir se formaba como ingeniero de Caminos. Y el mismo año que Félix Huarte era nombrado vicepresidente de la Diputación Foral de Navarra y procurador en las Cortes (1964), Juan Miguel Villar Mir también se acercaba al régimen franquista con su nombramiento como director general de Empleo. La diferencia de edad –Huarte era 35 años mayor que Villar Mir– demuestra la precocidad del segundo, que siempre ha asegurado que fue tentado por Franco para ser ministro, una oferta que rechazó en varias ocasiones.

Huarte murió en 1971, en un momento en el que la carrera político-empresarial de Villar Mir empezaba a despegar. Pocos años antes se había hecho con la presidencia de Altos Hornos de Vizcaya (AHV), una de las principales empresas españolas del momento. Y poco después se iba a convertir en vicepresidente para Asuntos Económicos y ministro de Hacienda del gobierno de Carlos Arias Navarro. A partir de ese momento, las puertas estaban abiertas para el constructor madrileño, que primero se hizo con la constructora Obrascón –propiedad de AHV– en 1987 por un precio simbólico de una peseta, después con Huarte (1996) y, finalmente, con Laín (1999). Nacía OHL, una de las constructoras cotizadas en el IBEX 35 hasta 2016.

“La historia de Villar Mir permite explicar cómo el paso de la dictadura a la democracia significó que el capitalismo español siguió funcionando igual. Es decir, cómo esa manera de operar a partir de corruptelas, que durante el franquismo eran lo normal, acabó trasladada a la democracia”, explica Antonio Maestre, colaborador de La Marea y autor de Franquismo SA (Akal, 2019).

Relaciones reales

Una de sus principales bazas ha sido, sin duda, su estrecha relación con el rey emérito, Juan Carlos I. En España, cultivar una buena relación con una monarquía protegida por la prensa y el establishment económico ha sido siempre muy importante. A su vera, los negocios caían como el maná, convirtiendo al empresario en una de las principales fortunas del país. Su hija, Silvia Villar Mir, se casó con Javier López Madrid, el “compi yogui” de la reina Letizia. Así se refería a él en un SMS que le envió tras verse implicado en el escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid, lo que le valió una condena de seis meses de prisión. López Madrid es uno de los hombres fuertes del Grupo Villar Mir y ocupa actualmente el puesto de consejero delegado del mismo.

Tanto él como su mujer fueron íntimos amigos de los actuales reyes. Sin embargo, la ristra de escándalos que ha acumulado el empresario acabó con la amistad de manera oficial. López Madrid está imputado en la operación Lezo por presuntos delitos cometidos en la adjudicación del tren Navalcarnero-Móstoles al grupo OHL, tras pagar, supuestamente, una comisión ilegal de 1,4 millones a Ignacio González, en ese momento vicepresidente de la Comunidad de Madrid. Su suegro ha tenido más suerte y su causa fue archivada en 2020, no así la de otros directivos de la constructora.

Villar Mir también ha salido indemne de su imputación en la trama Púnica, que investiga la presunta financiación ilegal del Partido Popular en Madrid. A finales de diciembre de 2020, el niño prodigio del franquismo y la Transición se quitaba el traje de investigado. Sí continúa imputado su yerno, acusado de los delitos de prevaricación, malversación, fraude, cohecho, organización criminal, blanqueo de capitales, falsificación y tráfico de influencias. Para completar la baraja de imputaciones, López Madrid está investigado por presunto acoso a la doctora Elisa Pinto, para el que habría contratado al excomisario Villarejo.

La familia Villar Mir tuvo una especial relación con la institución monárquica gracias al patriarca, a quien el emérito nombró marqués en 2011. Su cercanía al rey, hoy caído en desgracia, le sirvió también para conseguir grandes contratos en Oriente Próximo. OHL logró en Catar, en el año 2008, una de sus mayores adjudicaciones: la construcción de un moderno hospital en Doha por valor de 1.645 millones de euros.

Entre los últimos servicios que el rey prestó de manera oficial a su corte de empresarios figura una visita a países como Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Abu Dhabi, Omán y Bahrein acompañado de una comitiva de directivos de firmas como ACS, Ferrovial, FCC y OHL, entre otras. Esta última constructora fue la que capitaneó el consorcio al que le fue adjudicada la construcción del AVE a La Meca por valor de 6.700 millones de euros. Ahora, una investigación apunta a que los 64 millones de euros que el monarca saudí Abdalá bin Abdulaziz supuestamente donó al emérito podrían ser una comisión por su intermediación.

La estrecha relación entre el empresario y el monarca empezó a fraguarse en los años setenta gracias al histórico presidente del Banco Santander Emilio Botín –Villar Mir ha sido consejero del banco hasta 2019– y a su cercanía con la familia de Manuel Prado y Colón de Carvajal, exadministrador del rey. Su hijo, Borja Prado Eulate, otro de los empresarios de la corte del rey Juan Carlos, fue presidente de Endesa entre 2010 y 2019 y el número 2 de Villar Mir cuando este trató de hacerse con la presidencia del Real Madrid en 1995. Botín, Villar Mir, Prado y Juan Carlos I. Banco Santander, OHL, Endesa y Casa Real. Pocos cuadrados se cierran tan bien.

Ministros a sueldo

Villar Mir nunca quiso ser ministro pero acabó siendo ministro y, además, captó a varios ministros. El empresario supo labrar buenas relaciones con el poder legislativo y el ejecutivo, llegando a tener en nómina al exministro del Partido Popular Josep Piqué, quien ha ejercido desde 2013 y hasta 2016 como consejero delegado y vicepresidente segundo de OHL. Dos millones de euros se embolsó tras su salida.

No ha sido Piqué el único exministro a sueldo de Villar Mir. Después de que Aznar perdiese las elecciones en 2004, supo pescar entre sus altos cargos. La suerte fue para Isabel García Tejerina, nombrada secretaria general de Agricultura en el año 2000 y asesora en varios ministerios. Tras su cese, Villar Mir la contrató como directora de planificación estratégica de Fertiberia y consejera de Fertial.

Mientras García Tejerina era consejera de esta última compañía en Argelia, la sociedad habría sobornado con casi 2 millones de dólares a militares para instalar fábricas de amoniaco. Tejerina aseguró en 2018 que “en ningún momento tuvo contacto alguno” con las personas investigadas. En la misma pieza que indagaba en esa presunta red de sobornos en Argelia están imputados el exembajador Gustavo de Arístegui y el que fuera diputado del PP Pedro Gómez de la Serna, acusados de corrupción, cohecho, blanqueo de capitales y organización criminal.

La puerta giratoria funcionaba en aquellos años a máximo rendimiento… en ambos sentidos: Tejerina, tras la victoria de Rajoy en 2011, volvió a ostentar un cargo público. La ejecutiva de los fertilizantes fue nombrada secretaria de Estado de Medio Ambiente a las órdenes de Miguel Arias Cañete, en esos momentos ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Y fue la propia Tejerina quien le sustituyó al frente del ministerio cuando éste se marchó a la Comisión Europea en 2014.

La caída del capitalismo de amiguetes

“Generacionalmente, esa clase económica dirigente está en declive, y Villar Mir simboliza bien esa caída”, sostiene Pedro Ramiro. Lo corrobora el sociólogo Rubén Juste, autor de IBEX 35. Una historia herética del poder en España (Capitán Swing, 2017): “Estas lógicas empresariales permitieron la internacionalización de empresas como la suya, pero también han contribuido a la caída tras entrar en un bucle pernicioso que acabó provocando que determinados personajes hayan terminado su carrera sepultados por deudas insostenibles”. Así, la misma semana que el emérito pagaba desde Abu Dhabi 678.000 euros para regularizar su situación con Hacienda, Villar Mir hacía lo propio para saldar la deuda de 129 millones de euros que mantenía con OHL, entregando las sociedades Pacadar y Alse Park.

Ya en 2016, con 85 años, abandonó la presidencia de OHL. En ese cargo le sustituyó su primogénito, Juan Villar Mir de Fuentes, aunque mantuvo la presidencia del holding de empresas. A mediados de 2020, los Villar Mir cedieron la presidencia de la constructora al empresario mexicano Luis Amodio, quien hoy es, junto a su hermano Mauricio, accionista de referencia de la compañía. El imperio, en decadencia, pasó a manos extranjeras. Las deudas le llevaron en abril a entregar al Banco Santander obras de Rubens, Sorolla, Zurbarán, Goya y Murillo para pagar un crédito que tenían con la entidad. “Su final simboliza eso, una forma de hacer negocios basada en el compadreo, en un capitalismo de montería, de palcos, de lobbies… Que no significa que vaya a terminar, pero hay una sustitución”, termina Ramiro.


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