OMAL

Entrevista a Aritz Bravo y Neskutz Rodríguez

“Toda transformación debe empezar desde abajo, desde las instituciones más cercanas”

Gorka Martija (Monográfico OMAL, nº 1, abril de 2020)

Sábado 11 de abril de 2020

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El municipio bizkaino de Durango protagonizó uno de los vuelcos políticos más sorprendentes de las elecciones municipales de mayo de 2019 en Euskal Herria. Por primera vez en 40 años, un PNV antaño hegemónico se veía fuera del gobierno municipal. Los números cambiaban de bando, y la alianza entre EH Bildu (izquierda soberanista) y Herriaren Eskubidea (izquierda municipalista vinculada al espíritu del 15M) abría el camino a un modelo alternativo encabezado por la alcaldesa Ima Garrastatxu. Conversamos sobre ello con Aritz Bravo (EH Bildu) y Neskutz Rodríguez (HE).

Comenzamos por una pregunta obligada ¿Cuál es el panorama que os encontrasteis al llegar al gobierno? ¿Cuáles han sido los ejes que han caracterizado el modelo del PNV en servicios, contratación pública, externalizaciones, personal, gestión de residuos, participación, etc.?

N: En lo que respecta al panorama interno, destacaríamos dos elementos: por un lado, que en la actualidad en el ayuntamiento de Durango hay casi un 50% de interinidad. Por otro, que los puestos de mayor responsabilidad han sido nombrados a dedo por el anterior equipo, un primer freno para nuestra acción de gobierno por parte de algunas personas. También es cierto que otras personas técnicas se han mostrado muy colaborativas desde el principio.

A nivel externo, nos encontramos con la alegría general por haber echado al PNV después de 40 años. Dos circunstancias marcaron la diferencia en este proceso: En primer lugar, la intención de construir 5 torres de lujo de 18 pisos en el centro del pueblo. Un proyecto frente al que pretendíamos realizar una consulta ciudadana a través de la plataforma Erabaki. Otra, el nefasto carácter del antiguo equipo de gobierno, que no recibía a nadie, ocultaba información, gobernaba vía decretazo, etc. Los propios votantes del PNV se mostraban en contra de estas actitudes. No podemos olvidar que el PNV sigue siendo la lista más votada.

Más allá de estos dos factores que explican el crecimiento de las opciones por el cambio, un criterio de gobernanza claro ha venido siendo la externalización generalizada. Existe una oficina técnica, y muchos estudios de este tipo se han de realizar directamente. Pero lo cierto es que la mayoría se derivan hacia el exterior, y, si vemos los contratos menores, la mayoría de ellos le caen al mismo.

Y también desatacaríamos una estrategia en favor del “ladrillo”, que contrasta con el hecho de que Durango dispone de unos 30 edificios públicos, bastantes de los cuales nos los hemos encontrado en peligro de derrumbe, sin mantenimiento. Todo ello en el marco de una estrategia basada en remitir todas las ejecuciones a remanente para evitar dar explicaciones.

Nos hemos topado con un modelo de gestión pública basado en la “fiebre” de la construcción.

A: Nos hemos topado con un modelo de gestión pública basado en la “fiebre” de la construcción. Durango durante años ha vivido de la obtención de ingresos vía venta de parcelas de titularidad pública, es decir, urbanizar y construir. Una apuesta cortoplacista, que se agota al gastar los ingresos obtenidos, que no da lugar a una continuidad del dinamismo económico y productivo generado. Por otro lado, es cierto que no ha habido grandes “pufos”, siendo un ayuntamiento relativamente saneado gracias a esta estrategia.

También nos hemos encontrado con problemas internos relacionados con el personal municipal. Cuestiones que tocan situaciones personales que no se pueden dejar de abordar, y que son difíciles de trasladar a la ciudadanía. Así, ese 50% de trabajadores/as interinos/as constituyen una apuesta política de primer orden. Si eres interino/a y no tienes plaza fija, estas atada a las decisiones del gobierno municipal (que se decida, o no, sacar una OPE, etc.). Juegas con ese miedo de las trabajadoras. Esta apuesta estratégica ha sido históricamente denunciada por las distintas expresiones políticas de oposición.

Frente a este modelo, el ejercicio de la oposición ha dado pie a que el encuentro y la sintonía entre vuestras organizaciones se alimenten de forma natural. ¿Cómo se ha producido esta acumulación de fuerzas previa a la victoria electoral?

N: En Durango siempre ha habido 2 bloques. Por un lado, PNV y PSE (el PP ha desaparecido). Por otro, EH Bildu y lo que hoy es HE. Había presión a nivel de calle en favor de la unión.

A: Este tipo de gobiernos sólo es posible en base a un trabajo previo, que en Durango se dio durante la pasada legislatura. Si no es dándose continuamente la mano, si siendo conscientes de que no podemos pisarnos entre nosotras y teniendo claro el objetivo estratégico. Una confianza que es aún más necesaria cuando eres gobierno y sobreviene la presión. Sobre todo porque el bloque que tenemos enfrente se va a unir.

Más allá de la traducción institucional de este magma socio-político que ha bullido en Durango, ¿Qué papel han tenido el movimiento popular y otros agentes no institucionales? ¿Y de cara a sostener los pulsos que se puedan derivar del ejercicio del gobierno?

A: Han sido y son claves. Dinámicas populares que surgieron en la legislatura anterior han creado el caldo de cultivo que ha permitido la victoria institucional, impulsando un relato del cambio. Plataformas contra el proyecto de construcción de las torres junto a la estación de tren, en favor de la pediatría 24h, o exigiendo ocio juvenil y espacios para niños/as, entre otras. Nuestra intención es que el trabajo desde el gobierno sea colaborativo, a través de reuniones directas, o cualquier otro formato de asamblea ciudadana donde vuelquen el trabajo sectorial realizado, aportando todo su bagaje.

N: Sobre la base de un programa se ha conseguido plasmar un sentir general, que a lo largo de la legislatura pasada emergió de muchas formas diferentes agitando un panorama social que estaba más bien parado. Las plataformas deben continuar reivindicando, forzando al equipo de gobierno a cumplir. Que siga habiendo esa capacidad de control. Si no existe ese contrapeso, el trabajo exclusivamente de gestión del ayuntamiento te come y paraliza la iniciativa política.

Pasando a lo programático, ¿Cuáles van a ser los principales ejes de la agenda política del gobierno para la legislatura? ¿Que transformaciones estructurales deben dar forma al cambio en Durango?

N: Llegamos a un acuerdo de gobierno de 15 puntos. Uno central, que ya ha sido cumplido, es la realización de una consulta popular para decidir el destino de los terrenos bajo titularidad del ayuntamiento. Para ello, pusimos al personal técnico a disposición de la plataforma Erabaki. El objetivo era que definieran la pregunta y que en Madrid no tuvieran ninguna excusa para echarla atrás.

Otro punto importante pasa por abrirnos a la ciudadanía. Estamos celebrando ya reuniones de barrio para explicar los cambios que se proponen (ya sean heredados, ya sean fruto de nuestra propia iniciativa política). También hemos conseguido aunar a los movimientos feministas de Durango en el consejo de igualdad, y que sean ellas las que ayuden a impulsar protocolos de igualdad, etc.

Queremos impulsar, a través del PGOU, un rediseño global de Durango para que sea más amable. Fomentar, si no la peatonalidad, si una devolución de la vida a los barrios. Otra iniciativa es el Foro de la Calidad del Aire, que no es competencia municipal, sino de un Gobierno Vasco con el que estamos teniendo algún choque. El objetivo es juntar a empresas, plataforma por la calidad del aire, técnicos/as, etc., identificar qué es lo que se respira en Durango e intentar establecer medidas y protocolos.

A: Son hitos que marcaron las propias plataformas ciudadanas. Por eso, son de obligado cumplimiento. Tenemos previstas otro tipo de propuestas, como aumentar la inversión social, cosa que se ha reflejado en el primer presupuesto. Vamos a dar un perfil social a Urbanismo a través del PGOU: perspectivas como “la ciudad de los niños”, o desde el urbanismo feminista. Son cambios duraderos, que no se pueden revertir fácilmente.

Desde una prisma más general, ¿Qué potencialidades y limitaciones tiene el ejercicio del municipalismo?

N: El primer obstáculo deriva de ser un ente local, así como de la institucionalidad circundante. En Durango tenemos la Diputación de Bizkaia, la mancomunidad, el Gobierno Vasco, etc., todos en manos del PNV. El margen de maniobra institucional es escaso. Es necesario tener una gran red social que haga oposición a esas políticas y que obligue al ayuntamiento a ejercer esa misma oposición en los espacios correspondientes.

En Euskal Herria es necesaria una red municipalista que nos ayude a poner políticas en común y apoyarnos mutuamente. Por ejemplo, la energía es un ámbito que queríamos sacar fuera en favor de cooperativas de consumo, y nos hemos encontrado con que Durango tiene dos años de contrato con la diputación en la central de compra. Una red de este tipo nos podría ayudar a construir una central más solidaria, basada en el comercio local.

A: Hay muchos problemas que responden a proyectos impulsados desde instancias superiores. Por ejemplo, en materia de calidad del aire estamos sometidos a Gobierno Vasco. Tenemos conciencia de donde se sitúan las competencias en muchos de nuestros “totems” programáticos, y no es en el ayuntamiento.

Por otra parte, toda transformación debe empezar desde abajo, desde las instituciones más cercanas, desde las asambleas de barrio, implicando a la gente en su entorno más inmediato. Así, la gente gana conciencia de lo que puede conseguir, y se sientan las bases de cambios más globales.

En la legislatura pasada hicimos asambleas de barrio y vimos que, incluso desde la oposición, la gente acude y se implica si se le ofrece un espacio. Ahora desde el gobierno tenemos una obligación de mantener esos espacios.

¿Cual es el papel de las alianzas entre las izquierdas transformadoras de cara a impulsar el cambio social y político en Euskal Herria? ¿Creéis que el modelo de Durango puede ser un paradigma?

N: No creo en la suma de siglas porque sí. Este tipo de procesos han de surgir de manera natural, y en base a un programa de mínimos (porque está claro que tenemos diferencias) basado en el servicio público, las no externalizaciones, el feminismo, el ecologismo, etc. Ahí están Errenteria, Galdakao, etc. Y a partir de ahí, hay que cambiar la visión que se tiene de la institución: hay que fomentar la conciencia colectiva de que el pueblo manda y el ayuntamiento obedece.

A: En la legislatura pasada, la práctica totalidad de las votaciones las realizábamos en bloque. Eso evidencia que ese programa de mínimos existe. Entendiendo que en EH el eje de la identidad nacional existe y existirá, debemos ser conscientes de que se pueden hacer políticas comunes. Sobre todo cuando hablamos de un ayuntamiento. Hay que entender cual es nuestro margen de maniobra y que afinidades existen. Ser conscientes de que o nos juntamos o estamos jodidas, porque la derecha no tiene complejos a la hora de juntarse con pseudo-izquierdas o con la ultraderecha. Así que hay que ser conscientes de donde jugamos y crear alianzas duraderas.

 


Gorka Martija es investigador del Observatorio de Multinacionales en América Latina.

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