OMAL

Lápiz con dos puntas

María González Reyes

Domingo 7 de abril de 2019

Era un lápiz de esos que tienen punta a ambos lados. Cada punta de un color. Por un lado azul y por el otro rojo. Estaba tan usado que la base de una punta casi tocaba a la otra. Te lo regalo, dijo. Y ella lo miró en la palma de su mano. Después lo miró a él. Caricia en la nuca. ¿Cómo podemos ser felices en un mundo infeliz? A veces da corte sentirse feliz. ¿Qué va a pasar cuando el hambre se note en la gente de la que reconocemos la cara? No me da miedo el hambre y la sed. Lo que me da pánico e la gente enfrentándose. Caras que se reconocen. Enfrentándose.

El lápiz tiene dos puntas. Una azul. Una roja. Cada una mirando hacia un lado.

La herramienta es la dignidad, dice. Trabajar la empatía. La probabilidad de éxito no es alta. El cambio climático sigue su proceso cargado de incertidumbre y de muerte. Pero si hay alguna vía es esa, ponerse en la piel del otro, de la otra, sentir el frío cargado de hambre.

Después le dibujó palabras con el lápiz sobre la piel. Palabras cargadas de brisa calmada, de olor a tarde tumbados en el cañaveral. Palabras que hacen temblar al frío y al hambre y a los que piensan que las cosas son como son y no pueden ser de otra manera.


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