OMAL

Alternativas locales frente al statu quo

Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate (Pueblos, nº 71, octubre de 2016)

Lunes 31 de octubre de 2016

Impulsar, ensayar e implementar alternativas al statu quo se ha convertido hoy en día en una tarea necesaria y urgente, una prioridad estratégica en un momento histórico crítico. Nos dirigimos en este sentido a un atolladero civilizatorio en el que el contexto climático y energético no solo ahonda en las desigualdades y en la violencia como señas de identidad del sistema vigente, sino que también construye un nuevo escenario global marcado por el agotamiento de los recursos fósiles (cuya infinitud era una de las premisas de funcionamiento del capitalismo) y, en general, por la agudización en la insostenibilidad del modelo.

De esta manera el progreso, el desarrollo,el crecimiento económico capitalista y la democracia liberal-representativa (valores civilizatorios hegemónicos) no sólo no se muestran incapaces de revertir la situación global actual, sino que cada vez más se visualizan como las principales causas de la misma, poniendo incluso en riesgo la propia reproducción de la vida. Así, el conflicto entre vida y el capital (entendido este como elemento articulador del conjunto de dominaciones de clase, sexo/género, raza/etnia, etc., que operan conjuntamente), es el concepto que mejor explica el marco, la intensidad y la magnitud de la disputa política presente.

Asumir este conflicto como eje explicativo de nuestra realidad tiene en todo caso una serie de implicaciones sobre cualquier proceso de transformación que se pretenda poner en marcha. Por un lado nos urge a trascender, a superar los parámetros básicos del modelo vigente, posicionando valores, estructuras, dinámicas y sujetos alternativos. En este sentido, la gravedad del momento no nos permite contentarnos con limitar nuestra actuación social y política al estrecho marco de lo posible, a disputar espacios de mayor democracia e igualdad dentro de los márgenes del sistema, sino que dicho esfuerzo debe complementarse con estrategias de transición hacia nuevas formas de organizar la vida. Por lo tanto lo inmediato y lo estratégico, la coyuntura y el horizonte sobre el que avanzar deben ir de la mano ante este cambio de paradigma. Pero además, por el otro, el conflicto capital-vida nos obliga a redefinir críticamente qué, quién y cómo enfocar hoy en día las lógicas alternativas, ante un suelo que se ha movido para todos y todas, y por lo tanto también para quienes defendemos vientos de emancipación. Así, este momento de incertidumbre no puede ser enfrentado desde la simple traslación ahistórica y generalizada de ciertas agendas de transformación, sino que exige un análisis crítico permanente sobre contextos, situaciones, correlaciones de fuerzas, tendencias y proyecciones de futuro. De esta manera, ni todo lo contrahegemónico es una alternativa, ni toda alternativa tiene un potencial impacto en términos emancipadores.

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Por lo tanto, el momento que atravesamos nos urge a construir alternativas como prioridad política, y nos conmina a enfocarlas de manera estratégica, uniendo el pasado histórico de luchas, una atinada radiografía del presente y la proyección del futuro que queremos y podemos alcanzar.

Lo local como clave estratégica para impulsar alternativas en el siglo XXI

En la actualidad se torna esencial el debate sobre qué son las alternativas, hacia dónde dirigirlas, cómo evaluar su potencialidad e impacto político, quiénes las impulsan, etc. Ante el mismo, es importante huir tanto de recetarios simplistas y universalizables, por un lado, como de la asunción acrítica como alternativa de toda iniciativa o proceso que se enfrente al statu quo desde cualquier premisa, por el otro. En este sentido, creemos más interesante establecer una serie de claves teórico-políticas que nos ayuden a definir los horizontes sobre los que plantear alternativas. Esto es, no se trata de dogmas (en un extremo) ni del relativismo más absoluto (en el opuesto). Consiste en definir una serie de pilares que nos permitan navegar la complejidad para que, sin eliminar la incertidumbre, nos ayuden a atinar sobre dónde concentrar esfuerzos y cómo evaluar nuestro desempeño en términos de transición hacia otras formas de organizar la vida.

Enumeramos a continuación 6 claves que, a nuestro entender, son elementos estratégicos a tener en cuenta a la hora de construir alternativas en el contexto histórico presente:

  • el territorio como sujeto estratégico de organización alternativa de la vida;
  • el impulso a agendas democráticas desde el poder popular;
  • la construcción de relatos contrahegemónicos desde valores emancipadores;
  • la redistribución radical de la riqueza;
  • la redistribución radical de los trabajos;
  • la movilización social y crítica frente al statu quo.

Sin pretender en este momento realizar un análisis pormenorizado de las claves de este marco de referencia propuesto, sí destacamos en todo caso la relevancia otorgada a lo local, al territorio. Este es un sujeto político estratégico y un horizonte desde y hacia el que dirigir agendas y estrategias diversas que posicionen nuevas fórmulas económicas, políticas y culturales de organización social. Hablamos de territorio no como una simple entidad administrativa, sino como el espacio donde se desarrolla fundamentalmente la vida, donde los nuevos sujetos se instituyen, instituyendo su espacio, apropiándoselo material y simbólicamente. Un territorio, a su vez, no esencializado ni exento de conflictos, cuya recuperación y defensa se entiende también como una garantía de espacio concreto donde se manifiesta la vida de los cuerpos. Se trata en todo caso del ámbito que, en el momento que atravesamos, mejor puede responder a modos de vida ecológicamente sostenibles (limitando el ingente consumo de materiales, energía y residuos de una economía globalizada), así como a una democracia real, directa y participativa (frente a las lógicas de corporativización y lejanía de la toma de decisiones respecto a la ciudadanía).

No obstante, otorgar valor a lo local como horizonte prioritario hacia el que avanzar no se vincularía en ningún caso a regímenes de autarquía o de regreso a una supuestamente idílica vida comunitaria anterior. Más bien plantea la necesidad de abordar una reordenación de las prioridades competenciales entre lo local, lo estatal, lo regional y lo global que, sin plantear la eliminación de ninguno de estos ámbitos, revise sus papeles actuales, dando un peso creciente al territorio. En este sentido, no hay que confundir local con localismo, ya que este reequilibrio no plantea como hemos dicho la eliminación de los diferentes espacios, y siempre se basaría en lógicas de articulación multinivel, aunque con una fuerte base territorial.

A partir de esta concepción de territorio, creemos que es en este espacio donde se vislumbran las mejores condiciones para implementar nuevos valores, estructuras y prácticas políticas y socioeconómicas. Así, creemos que en lo local, por supuesto un espacio en disputa y no exento de conflictos, como ya hemos señalado, es posible definir sistemas económicos que asuman como premisa los límites físicos definidos por los flujos de materiales, energía y residuos; que se sometan al colectivo y al mandato democrático desde referentes a favor del bien común; que limiten en ese sentido el espacio de lo privado y del ánimo de lucro en favor de lo público y lo comunitario; que primen el trabajo socialmente necesario al capital, a partir de un tratamiento no capitalista de este último; y que apuesten por la diversidad económica como principio rector, aumentando progresivamente los espacios para las economías alternativas.

Agendas y estrategias alternativas al poder corporativo

Si el territorio es un ámbito estratégico de disputa del conflicto capital-vida, las agendas locales que se impulsen desde lógicas alternativas y emancipadoras deberían incluir de manera prioritaria la confrontación con el poder corporativo. Este, que no es sino la red política, económica, cultural y jurídica generada a partir del ingente poder atesorado por las empresas transnacionales, es uno de los principales protagonistas de dicho conflicto, explícitamente actuando en defensa de la primacía de lo privado, de la ganancia y del crecimiento capitalista como valores fuertes, que, como hemos comentado, nos están conduciendo al colapso. Por lo tanto, enfrentar a las grandes corporaciones en el territorio se convierte en condición necesaria aunque no suficiente para toda agenda alternativa.

Precisamente con el ánimo de aportar al necesario debate sobre las alternativas al poder corporativo y al statu quo, y con especial énfasis en las impulsadas desde y para lo local, el Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) de la asociación Paz con Dignidad publicará en noviembre el libro titulado Alternativas al poder corporativo, 20 propuestas para una agenda de transición en disputa con las empresas transnacionales. Este supone el intento de definir una agenda marco de 20 propuestas y 90 medidas políticas concretas vinculadas a estas, articuladas en torno a las 6 claves teórico-políticas enumeradas en el apartado anterior y ordenadas en una lógica de transición en función de la secuencia resistencia-regulación-alternativa. El objetivo de esta agenda marco es, en última instancia, el de servir de insumo para la elaboración de agendas concretas y contextualizadas de emancipación, tomando como referencia medidas políticas en 20 ámbitos complementarios de actuación. Para ello, se parte del análisis de 30 experiencias formuladas, ensayadas, e implementadas en el sur de Europa y en América Latina, las cuales nos ofrecen múltiples aprendizajes para las propuestas y medidas políticas sobre las que se sostiene la agenda marco.

En este sentido, y refiriéndonos únicamente a las iniciativas locales, destacamos dentro del ámbito político la apuesta por impulsar experiencias de democracia directa y participativa que trasciendan los estrechos límites de la democracia oficial. Dentro de estas ponemos en valor las consultas populares sobre megaproyectos, como la desarrollada en 2005 en Sipakapa (Guatemala); los referéndums locales sobre el carácter público de servicios básicos como el agua; la apuesta colombiana por la elaboración de planes de vida frente a los planes de desarrollo; o el proyecto de poder comunal venezolano como apuesta por acabar con la concepción clásica del estado liberal, entre otros ejemplos.

En el ámbito socioeconómico, analizamos y realizamos propuestas desde la diversidad económica, descentrando progresivamente al lucro y a los mercados. Así abogamos por la soberanía energética, como la que promulga la cooperativa vasca GoiEner; por la defensa del cuidado como centro de la comunidad, tal y como desarrolla la experiencia de La Enramada en Argentina; por una producción basada en el trabajo y el bien común , como el movimiento deempresas recuperadas, que también surge en dicho país sudamericano, el programa campesino de vínculo campo-cuidad desarrollado en Rio Grande do Sul (Brasil), o los criterios que según REAS definen a la economía solidaria; defendemos un consumo menor y responsable, tal y como impulsan los mercados sociales como el de Madrid, los grupos de consumo que se multiplican por toda Europa o la compra pública socialmente responsable, fenómeno que cobra peso en diferentes entidades locales del Estado español; finalmente, abogamos por una banca ética, en la que destaca el proyecto de Fiare Banca Ética.

Por último, planteamos la necesidad de abordar lo cultural como ámbito estratégico para las alternativas, a partir de la democratización de la comunicación, tal y como se intentó con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual de Argentina, así como de la defensa de la diversidad de saberes como concepto inclusivo con los conocimiento populares, como explicitan la experiencia de la Escuela Feminista de Guatemala o la década de vida de la Escuela Nacional Florestán Fernandes del Movimiento sin Tierra de Brasil.

En definitiva, y más allá de mostrar la viabilidad de enfrentar al poder corporativo y al statu quo desde una amplia diversidad de contextos, sujetos y sectores diferentes, la apuesta del libro, de este artículo y del OMAL en general es el de impulsar la articulación de dichas alternativas en agendas y estrategias de transición sistémica que nos permitan disputar espacios al modelo hegemónico. El territorio es, en última instancia, un lugar idóneo para plantearse el reto de convertir estas experiencias en sistemas integrales que aúnen lo político, lo económico y lo cultural en propuestas que, nacidas del presente, nos proyecten hacia un futuro emancipador, pero que es necesario construir aquí y ahora.


Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate es coordinador de Paz con Dignidad – Euskadi e investigador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL).

- Artículo publicado en el nº 71 de Pueblos – Revista de Información y Debate, cuarto trimestre de 2016.


Ver en línea : Pueblos, nº 71, octubre de 2016.