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Fondos europeos, más capitalismo verde-militar y digital

Mª Ángeles Fernández (Píkara, 4 de enero de 2023)

Jueves 5 de enero de 2023

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“Existe una negación sistemática de las bases que sostienen la vida”, así resume la economista Amaia Pérez Orozco el paradigma que sostiene a los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y la Transformación Económica (PERTE) del Gobierno español y que son la herramienta para aterrizar los fondos europeos de recuperación conocidos como NextGenerationEU (NGEU). Unos miles de millones de euros de inversión que esconden siete claves y formas de hacer, según un análisis feminista: tecnooptimismo capitalista; ocultación de los derechos y las desigualdades sociales; lógica crecentista e industrializadora; posicionamiento de las grandes empresas y lógica privatizadora; opacidad y falta de transparencia; sin washing, es decir, no hace falta ningún lavado, se asume sin rubor; y la nombrada negación de las bases que sostienen la vida. En definitiva, refuerzan el conflicto capital-vida partiendo de un diagnóstico en el que no existe crisis o desigualdades, solo sectores que son “grandes dinamizadores de nuestra economía”.

“No se sostienen sobre nada, sobre ninguna materia y sobre ninguna energía. Niegan el colapso ecológico y ofrecen una visión simplista del cambio climático. No hablan de materiales escasos ni de materiales críticos. Se habla de la digitalización como climáticamente neutra y sin impacto. En energía se cambian los modos de generación, pero no se cuestiona la demanda ni hay perspectiva de reducción. Y el cuerpo es desplazado, no se habla de trabajo, solo de empleo”, continúa Pérez Orozco en la presentación del informe ‘Cómo la inversión pública socava la transformación ecofeminista’, realizado junto con Blanca Bayas Fernández, Mirene Begiristain Zubillaga, Irene González Pijuan, Mónica Guiteras Blaya y Ruth Pérez Lázaro, y que fue presentado hace unas semanas.

Si hace dos años las preguntas eran si servirán estos fondos para introducir cambios transformadores, o si serían una oportunidad para tejer caminos hacia otro modelo, concretamente para respaldar y aplicar las reivindicaciones feministas, ahora las respuestas están claras. “Lejos de caminar hacia una recuperación verde y morada (si es que tal cosa fuera posible), avanzamos hacia un capitalismo verde-militar digital, que profundiza y amplía los impactos de la privatización, endeudamiento, autoritarismo, extactivismo, etcétera, y nos aleja de una transición ecofeminista”, arranca el estudio en el que se analizan cinco de los once proyectos estratégicos: la energía, la salud, la alimentación, el agua y los cuidados.

De los 750.000 millones de euros de NGEU para toda Europa, en el Estado español se van a invertir más de 141.5000 millones, más o menos una mitad a través de subvenciones y la otra mitad como préstamos. A los PERTE, es decir, a los once proyectos estratégicos, se destinarán 32.000 millones de euros, cuyo reparto por sectores también es una buena muestra de intenciones: la mayor partida (más de 12.000 millones de euros) va a microelectrónica y semiconductores.

“Captura corporativa”

El dinero destinado a agricultura se centra en el modelo agroindustrial, explica Mirene Begiristain Zubillaga, quien matiza que va a financiar agricultura de precisión a través de drones y satélites y que esconde una lógica de generación de grandes consorcios de empresas que se llevarán los fondos públicos. “No se habla de agroecología, no se habla de las tareas de alimentación en el hogar ni de relevo generacional ni de la falta de productoras”, continúa la profesora de la UPV/EHU.

En el ámbito de la salud sucede algo similar, la apuesta es por la tecnología y la biotecnología. “En medio de una crisis sanitaria y de lucha de las trabajadoras y trabajadores, se podría mejorar el sistema de salud y romper con las desigualdades de acceso”, lamenta Blanca Bayas.

En el ámbito de los cuidados, siguiendo con las conclusiones del informe editado por las organizaciones XXK, ODG, OMAL y ESF, se niega paradójicamente el trabajo de cuidados, no se menciona el empleo del hogar, el trabajo no remunerado aparece de forma anecdótica, no apuesta por el avance de derechos y sí por la digitalización y los equipamientos.

El agua es un input económico y se pierde la visión ecosistémica que hace dos décadas logró la Directiva Marco de Agua de la Unión Europea. “No aparece el derecho humano al agua y al saneamiento, es una vuelta al pasado”, expone Ruth Pérez.

Las expertas también han criticado la falta de participación de la sociedad civil en los PERTES, mientras que las empresas sí han estado presentes. “Hay una captura corporativa y una retórica mercantil”, afirma Pérez. “No se habla de trabajo ni de derechos. Hay una propuesta productivista capitalista y de un consumo insostenible. Es una propuesta para el lucro, el extractivismo digital y neocolonial. No hay diagnósticos sociales y poca transparencia, pero sí hay margen para dar proyectos a dedo”, continúa Bayas, quien lamenta la pérdida de oportunidades. “Se ha ninguneado a la mesa asesora de cuidados del Ministerio de Igualdad”, remarca Pérez Orozco.

Alternativas

Más allá del diagnóstico crítico, las expertas han aprovechado para mostrar cómo abrir el camino hacia un futuro ecofeminista y que debería tener en cuenta diferentes aspectos. En concreto, citan la necesidad de garantizar derechos sin dejar a nadie atrás, el ajuste de los consumos a los modelos reproductivos y a los límites del planeta, la apuesta público-comunitaria en lugar de las dimensiones privadas o público-privadas, la democratización de la toma de decisiones, la relocalización de los servicios de producción, apostando por la soberanía y evitando las cadenas globales que generan extractivismo, la reorganización y revalorización de los trabajos socialmente necesarios y la problematización de la digitalización en términos de soberanía tecnológica, para que no sea a favor de las grandes empresas sino de las personas.

Ver en línea : Píkara, 4 de enero de 2023.


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