Caravana Abriendo Fronteras 2021
Instantes de la caravana (VI)
María González Reyes
Sábado 24 de julio de 2021
I
Las sombras comienzan a hacerse hueco en la plaza de El Fraile. Las caravaneras se van sentando sobre ellas.
Desayuno colectivo elaborado por mujeres de la Asociación de mujeres senegalesas.
Comienza la asamblea. Micro abierto para hablar.
Para los chicos que viven ahí comer es tan necesario como comunicarse con sus familias. Es importante revisar desde dónde se cuestionan sus necesidades.
II
¡¡¡Comenzamos la manifestación!!!
Paseo marítimo Las Américas hasta Los Cristianos.
Abren la marcha chicos subsaharianos con pancartas hechas en cartones.
Una pancarta dice: No más rivotril no estamos enfermos.
A varias personas se les pone la piel de gallina al leerla.
Hace sol. Mucho. A los lados un montón de hoteles cerrados. Parece el decorado de una película abandonado después del rodaje.
Hay mucha policía en la manifestación. Más que los días anteriores.
Gritos de consignas.
Alerta, alerta, alerta que camina, la lucha migrante por una vida digna
Ni Frontex ni fronteras ni muerte en las pateras
Libertad, libertad detenidas por migrar
Papeles para todas o todas sin papeles
El grupo del inicio camina sin miedo.
Gritan: no podemos viajar.
Abren la marcha como se abrieron paso en el mar y en la tierra que tuvieron que pisar antes de llegar a la costa. Haciendo a un lado el miedo. Sin pedir permiso para estar aquí.
Canarias ni cárcel ni tumba
Migrar es un derecho, no un delito
Ayer emigramos, hoy discriminamos
Hay personas que se paran a mirar la manifestación. Unas graban, otras gritan palabras de ánimo, alguna persona increpa. Casi todas aplauden.
Migrar es un derecho no un delito
Vayas donde vayas, rompe las vallas
Hace sol. Mucho sol. Pero siguen caminando mientras la gente se va la en la playa.
En sus vacaciones, no hay deportaciones
No border, no nation, stop deportation
O la la, o le le, solidarité avec le sans papiers
Al final de la manifestación se simula un control policial. Las que lleven zapatillas a un lado, las que lleven chanclas al otro. Se decide arbitrariamente quién se coloca a un lado y quién a otro. Control fronterizo. El humor y el teatro interactivo para denunciar el cierre de fronteras.
Libertad libertad detenidas por migrar
III
En el rato de la comida la policía detiene a dos compañeros que venían en la marcha. Dos compañeros que son detenidos y no tienen papeles.
El nivel de tensión con la policía se notaba desde la mañana.
La Caravana se detiene. No puede seguir a la siguiente acción si faltan dos compañeros. No pueden seguir.
Se decide ir a la comisaría. Para que ellos sepan que no están solos. Para que la policía sepa que estamos.
Nos acercamos en filas. En calma. El silencio de 300 personas caminando hacia la comisaría. El silencio como acción directa.
¿Cuándo comenzamos a consentir como sociedad estas detenciones? ¿Cuándo nos comenzó a parecer normal? ¿Cuándo nos rendimos para tratar de cambiar este orden de las cosas asesino y macabro?
IV
Toldos azules agarrados con palos y palets. Hace viento. Ese viento que no cesa y que dicen que es capaz de enloquecer a la gente.
Algunas botellas de plástico tiradas. Algún colchón, trozos de madera para hacer leña. Mantas y el suelo seco porque los árboles que hay son eucaliptos.
Estamos en el campamento de Las Raíces. Donde las personas sin papeles pasan un día detrás de otro. No pueden salir de Canarias.
La policía presente siempre.
Mohamed lee un texto. Tiene 15 años. Migró porque los buques europeos se llevan todos los peces de su costa. Es pescador. Lleva una sudadera azul con una capucha que todavía no se ha puesto. Quizás después, cuando haga más frío. En su viaje en patera estuvo cinco días sin comer ni beber. Hambre. Sed. Frío. No podía dormir porque había que sacar el agua para no hundirse.
Tiene la esperanza de que le permitan continuar su viaje.
Quiere los mismos derechos que las personas que nacieron de este lado de las vallas.
Quiere que le dejen ir a la escuela para aprender.
Quiere federarse en el equipo juvenil de fútbol.
Quiere que todos los menores puedan vivir donde quieran.
Agradece la ropa, el alimento, el apoyo moral, el cariño.
Dice que hace mucho tiempo que están en el campamento Las Raíces. Demasiado. Sin agua, sin comida, sin derechos.
El sol cada vez está más bajo. El círculo de personas que escuchan en este lugar parece tratar de dar más calor.
Al contraluz no se diferencian los tonos de piel.
El campamento está situado en la zona más fría de la isla.
Incertidumbre. Desconfianza. Ansiedad. Los chicos que están aquí tienen repetidos intentos de autolesiones.
Han dormido en el suelo, bajo la lluvia. Debería estar prohibido dejar a la gente dormir en la tierra húmeda.
Muchas personas se autoorganizaron para atender la urgencia de las que llegaban por el mar. Se creó una red de apoyo muy importante por parte de la sociedad canaria.
Las mujeres que provienen de filipinas también se unieron a la red. Nosotras no tenemos muchas cosas que dar, dijeron, pero podemos enseñar a compartir.
El campamento de Las Raíces tiene un muro blanco y una pared de chapa verde. Alta. Lisa. Difícil de saltar.
La violencia contra las mujeres migrantes es todavía mayor. A las que vienen con niños y niñas les hacen pruebas de ADN porque se pone en duda que sean sus hijas e hijos. Se duda de su palabra. No se duda de la palabra de las mujeres que cruzan las fronteras por un lugar que no es el mar.
Los focos de luz se encienden dentro de Las Raíces. Fuera, donde están las casas improvisadas con toldos azules, no se enciende nada.
Una mujer toma la palabra. Dice que hay que escuchar a estas personas, escuchar sus historias de vida. Tienen cosas que decir.
Todo el que tiene capucha se la pone. Con la oscuridad hace más frío. Hace mucho viento. Se escucha en las ramas.
Otra mujer habla. Dice que en los centros de acogida la palabra más repetida es "mañana".
—Me duele la cabeza.
—Vuelve mañana.
—Necesito un abogado.
—Vuelve mañana.
—Quiero mis derechos.
—Vuelve mañana.
Hay un árbol que es muy alto y fino. Con este viento parece difícil que se mantenga erguido. Pero ahí está, igual que la gente que parece imposible que resista estas condiciones de vida.
Tres chicos del campamento cogen el micro. Aplauden. Hablan con entusiasmo. Ríen.
Lo que quieren es salir de aquí, cruzar fronteras, continuar su viaje.
Aquí solo comen y duermen. Comer y dormir. Nada más. Muchos son niños y adolescentes.
Piden un minuto de silencio por las personas que no consiguieron llegar.
El sonido del viento y luego aplausos.
La Caravana les dice: no estáis solos.
Otro chico coge el micrófono. Habla en inglés. Dice que tienen que luchar por sus derechos, aunque a veces a los que luchan por sus derechos en las Raíces los meten en la cárcel.
Comienza a sonar música, la canción es Plus rien ne m’étonne. Por un instante ese lugar es como si fuera otro lugar, el polvo del suelo se levanta al ritmo del baile en el que se enredan los chicos del campamento. Se formó un instante de fiesta.
Gritan: abrir las fronteras.
Mientras, el viento sigue moviendo los plásticos azules.
Bailamos porque estamos vivos.
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