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Caravana Abriendo Fronteras 2021

Instantes de la caravana (IV)

María González Reyes

Jueves 22 de julio de 2021

Amanece nublado en Las Palmas.

El viento mueve las banderas blancas y azules de la Caravana.

I

Comienza el día en el mismo lugar que terminó la noche anterior. La Subdelegación del gobierno. 

Algunas personas querían haberse quedado a dormir en la plaza, pero no se puede dormir al aire libre si es para denunciar lo que ocurre en las fronteras.

También hay policías antidisturbios custodiando la entrada. Igual que han protegido de la Caravana cada uno de los lugares a los que hemos ido. Como si la normalidad residiese en impedir la posibilidad de disentir.

Vestidas con monos blancos, las activistas sujetan las fotos de las personas que deciden no salvar vidas: Marlasca, Margarita Robles...

Delante llevan una pancarta que dice:

Son el virus. Sus políticas migratorias matan 

El resto de la Caravana rodea a las personas vestidas de blanco. Circulo de pancartas. Quieren que nadie más pierda la vida por ejercer su derecho a migrar.

Bengalas de colores cambian la tonalidad de la escena. 

Gritan con rabia: Estos de en frente deportan a la gente

Y una persona lee un poema que termina diciendo "pasaréis también vosotras".

Aplausos 

II

Mientras la Caravana se dirige caminando hacia la sede de El Diario de la Provincia se corean lemas:

La ley de extranjería mata gente cada día

Sus políticas son el virus

Ninguna expulsión sin respuesta

Las ventanas de la sede de La Provincia son de cristales de esos que reflejan lo que hay fuera pero que son opacos hacia el interior. Varias activistas las forran de papeles. Son portadas y noticias publicadas por ese medio con titulares que criminalizan o dan información errónea sobre las personas migrantes. Noticias que estigmatizan y generan en las vecinas miedo, odio y rechazo.

Los policías se miran. Reciben una orden. Impiden que se sigan colgando más portadas, aunque la cinta de carrocero es fácil de despegar y solo van a estar ahí un rato.

Son muchas portadas. Está lleno. Palabras que generan odio de las personas que nacieron en esta tierra hacia las que no.

Queremos unos medios de comunicación que pongan en el centro los derechos de todas las personas. Pero todas todas todas.

Se siguen poniendo papeles en el suelo. Son sus titulares. Sus noticias.

Mientras, gritan:

Violencia a mano armada, noticia mal contada

III 

El siguiente lugar es un cementerio, el cementerio de Agüimes. Muerte y cementerio son dos palabras que están próximas. 

La Caravana quiere visitar las tumbas de un grupo de personas que llegaron ya muertas. Personas que pudieron ser enterradas porque hubo gente que se empecinó. Nadie quería hacerse cargo de los cadáveres encontrados en una embarcación a la deriva.

Primero habla un testigo de Honduras. Pertenece al Comité de familias desaparecidas. 

Hace viento.

No somos las familias de las víctimas, dice. Somos también víctimas porque sufrimos cada día. 

Si no conseguimos identificar a cada desaparecido no recuperaremos su dignidad, dice.

Si nos resignamos a no morir en nuestra tierra es porque queremos vivir en libertad, dice.

El genocidio de las personas pobres se ha convertido en una costumbre, dice.

Luchemos por la identificación de cada resto, de cada fosa común, para que sean entregados a sus familias, dice.

Un minuto de silencio.

Dónde están, dónde están, nuestras hijas dónde están.

Otro hombre coge el micrófono. Voz de persona que tiene algo importante que decir. Pelo afro ya blanco.

No les voy a contar cómo fue todo cuando apareció esa embarcación cargada de personas muertas porque ustedes tienen que mantener alto el ánimo. 

Esta no es una historia simple. Había quince personas muertas en un cayuco. Nadie quería recogerlas. No se recogen vivas. Menos se recogen muertas.

La mano con la que sujeta el micro tiembla.

Finalmente conseguimos el lugar para enterrarlos. Ese día, cuando salía del cementerio me crucé con una señora que me preguntó. Yo le conté. Ahora, cada semana, ella lleva un ramo de flores siemprevivas a las tumbas.

Ellos no están muertos, dice. Están al otro lado. 

No me puedo salvar en esta tierra solo, dice. O todas y todos o ninguno. Ubuntu pada todas y todos.

Una plegaria en lenguas africanas para que mis hermanos sepan que estamos aquí. 
El micrófono cambia a otras manos. Habla en wolof. No se traduce. No hace falta. Habla de todas las personas muertas en el mar.

No dejan entrar en el cementerio. En la puerta alguien cuelga un cartel. 

No conocemos tu nombre, pero te llevamos en la memoria.

Caravana Abriendo Fronteras

Delante del cartel hablan dos hombres con pieles en dos tonos de marrón. Nosotras y nosotros estamos aquí para luchar por un mundo mejor. El capitalismo no duerme y estas son las consecuencias. Condenamos a los gobiernos que sueltan a sus ciudadanos contra otros.

Aplauso para los familiares de los desaparecidos. 

Os deseo buen viaje, dice el hombre de pelo afro y blanco. Se llama Teo.

IV

Vuelta al autobús para ir hasta el Puerto de Arguineguín.

Círculo de pancartas para escuchar a las personas que estuvieron encerradas en ese lugar. También para las testigos de lo que ocurrió. 

Semanas durmiendo con la misma ropa. En el suelo. Temperaturas muy altas. Bocadillos y botellas de agua.

Hacinamiento. 

Ninguna persona debería vivir esa situación. 

Se lee un poema.

Cuenta que solo dejas tu hogar cuando tu hogar no deja que te quedes.

Cuenta que nadie pone a sus hijos en un barco a no ser que el agua sea más segura que la tierra.

Cuenta que pierdes tu nombre si te subes a una patera que no llega.

Cuenta que quieren volver a casa, pero la casa es la boca del tiburón.

No son ahogadas, son asesinadas

Arguineguín vergüenza criminal

Daina sek significa nunca más, en wolof.

Un minuto de silencio por las personas que no llegaron.

Petardos como traca final.

Vergüenza.

La ley de extranjería mata gente cada día

V

Después hay una comida en convivencia con las vecinas de San Fernando.

Suena música. Hay una obra de teatro. Se come en calma. Corros que hablan de cómo transcurre la vida en distintos lugares. Convivencia. 

Una de las mujeres que participa de ese espacio cuenta que lo primero que le dijo la primera persona migrante con la que habló fue "quiero un pantalón". Hacía frío y llevaba un pantalón corto. Buscó la frase en el traductor del móvil. 

VI

La última acción del día es una concentración en el aeropuerto de Gran Canaria. 
Las personas de la Caravana bajan ágiles de los autobuses gritando su rabia, su hartazgo y su convicción de que lo normal tiene que volver a ser acoger y no expulsar. 

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