Cuando canta no tartamudea. El resto del tiempo sí, por eso no habla o habla pero poco, como pidiendo permiso para utilizar más tiempo que el resto para decir las mismas palabras.

Últimamente tiene la sensación de que lo único que hace es esperar. Esperar a que la nieve se derrita. Esperar a que deje de haber virus y mascarillas. Esperar a que las cosas mejoren.

Pero no.

Las cosas no cambian solas.

Esperar no sirve.

Así que, hoy, decidió salir de su casa y cantar.

Como muchas veces cantan las mujeres.

Cantar como una forma de tejer prendas contra el frío.

Y aunque cuando canta no tartamudea repite las mismas sílabas una y otra vez.

Repite porque quiere. Con esa voz que te escuece por dentro.

Yo la escucho desde mi ventana.

Me dan ganas de bajar y ponerme a cantar con ella.