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El zapatismo frente al nuevo escenario mexicano

Bizilur (Monográfico OMAL, nº 1, abril de 2020)

Viernes 10 de abril de 2020

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El levantamiento zapatista
El 1 de enero de 1994 miles de indígenas descendieron las montañas del sureste mexicano y se levantaron en armas reclamando “…trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz”. [1] El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) irrumpió así en el escenario político mexicano y, tras 11 días de lucha armada, inició una serie de diálogos con el gobierno para dar respuesta a sus demandas y poner fin al conflicto, proceso que culminó en 1996 con la firma de los Acuerdos de San Andrés. [2]

Inspirados por centenarias luchas de resistencia indígena, las ideas magonistas, el Plan de Ayala de Zapata o la experiencia villista de Canutillo y con las lecciones extraídas de los procesos revolucionarios latinoamericanos e internacionales, [3] los/as zapatistas intentan plasmar en estos Acuerdos el fin de la relación de subordinación, desigualdad, discriminación, pobreza, explotación y exclusión política histórica de los pueblos indígenas de México. Para ello impulsan compromisos y propuestas como son el reconocimiento de los pueblos indígenas en la Constitución o garantizar el pleno acceso de los pueblos indios a la justicia y el reconocimiento de los sistemas normativos internos, de su autonomía.

Sin embargo, tras un proceso dilatorio y desleal, el gobierno federal se negó a llevar a cabo las reformas constitucionales que formaban parte de los Acuerdos de San Andrés pactados con el EZLN.
 
La construcción de la autonomía zapatista
A partir de la ruptura del diálogo, y aprovechando la recuperación de tierras de los terratenientes, las comunidades indígenas en resistencia aprovecharon esa base territorial para la construcción de las autonomías por la vía de los hechos y crearon los “Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas” y los “Caracoles” (inicialmente denominados Aguascalientes).

"Ellos y ellas crecen, se multiplican escuchando el consejo, participando, estudiando y formándose para actuar de una manera organizada, para trabajar en silencio, en la conciencia, en la imaginación; en la creación de espacios a liberar, a sentir la inmensidad de la tierra, a encontrar la naturaleza viviente, a gozar del significado de las palabras como libertad, justicia, tierra, techo, trabajo, salud, educación alimentación, democracia, independencia, paz. Descubren que se trata de una necesidad de la misma tierra, porque si no hay cambios y se sigue dejando a los gobiernos y a los terratenientes que decidan y se enriquezcan con los recursos, la tierra va a quedar totalmente agotada y vacía.

No se trata de aprovecharse de los recursos sino de liberarlos de las manos que despojan, de las manos devastadoras [...] que solamente buscan la acumulación de riqueza, no la creación de bienes.

Desde allí viene la fuerza y la dimensión de la lucha. Es para ocupar de nuevo la tierra y el espacio, para gobernar, para hacer posible que haya justicia en las nuevas generaciones. Un ciclo nuevo y una tierra nueva.

Se unen los anhelos de diversos procesos organizativos y por eso se convierten en una fuerza que ocupa el territorio, que enfrenta a las fuerzas represivas, que confronta al Gobierno, que hace temblar a las clases poderosas, que logra que huyan los humilladores del pueblo, los saqueadores de riquezas, los explotadores." [4]

Los Caracoles son el espacio de encuentro entre los y las zapatistas y la sociedad civil: “puertas para entrar, ventanas para mirarse y bocinas para escucharse” . En los Caracoles se concentran servicios sociales como clínicas o escuelas; en ellos, se organizan reuniones, capacitaciones o celebraciones; y su nombre hace referencia a la comunidad donde se ubican las oficinas de la Junta de Buen Gobierno [5]

A día de hoy, la autonomía tiene 3 niveles de organización que funcionan de forma descentralizada: las comunidades zapatistas; los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ) que engloban a las comunidades, cuyas autoridades se autodenominan Consejos Autónomos; y las Zonas que engloban a los MAREZ y que están regidas por las JBG, siendo estas últimas la expresión máxima del autogobierno: imparten justicia, toman acuerdos, se encargan de la distribución equitativa de recursos, etc. Inicialmente “tuteladas” por el EZLN, tanto las JBG fueron ganando en autonomía desde su nacimiento en 2003 y especialmente a partir de la 6ª Declaración de la Selva Lacandona de junio de 2005 en la que el EZLN realizó una reflexión autocrítica sobre su papel respecto a su “intromisión” en el papel que debieran jugar las instituciones “civiles”. [6]

Los y las zapatistas operan a través de asambleas donde se eligen a las autoridades y también a las promotoras y promotores o responsables de las principales áreas de trabajo en las que se materializa la autonomía: educación, salud, producción y comercialización, y comunicación, además de administración de justicia y transporte, entre otras. Estas instancias (Municipios, JBG, etc. resuelven principalmente asuntos emanados de las propias comunidades zapatistas, si bien, ante la inexistencia o la inoperancia de las estructuras “oficiales” sirven en primera instancia para dirimir asuntos entre población zapatista y no zapatista. Asimismo, son interlocutoras reconocidas por otros actores “oficiales” o empresas cuando van a acometerse obras públicas que afecta a población zapatista y no zapatista, como, por ejemplo, reparación de caminos, etc., o cuando se entiende que estas son beneficiosas para el común de los/as pobladores/as de una zona.

Todos estos cargos son temporales, rotatorios y no remunerados, ya que se consideran un servicio a la comunidad. [7] Las distintas áreas del sistema autónomo se mantienen con recursos propios generados por los denominados colectivos de producción o tiendas cooperativas, siendo el trabajo colectivo el pilar de la autonomía zapatista. Así, se crean colectivos de producción de café, de maíz, pan, artesanía, etc. y de provisión de servicios como transporte colectivo o taquerías y con los beneficios obtenidos por estos colectivos se cubren los gastos de los y las promotoras de educación, salud o los derivados de la propia acción de gobierno indígena (desplazamientos, materiales de oficina, etc.)

“Consideramos que una de las obligaciones del gobierno autónomo es atender a cualquier persona que acuda a la oficina por diferentes asuntos, que no importa que se le dé solución a un asunto pero que tiene que ser escuchado. Quien sea, zapatista o no zapatista, es atendido, siempre y cuando no sea gente del gobierno o enviado del gobierno(...) Otra de las obligaciones del gobierno es cuidar por los bienes del pueblo, ya sean de donativos, proyectos o lo que se va creando por iniciativas de los pueblos y municipios. Es obligación de gobierno mantenerlos y cuidarlos, que estén siempre en buenas condiciones para el servicio de los pueblos. (...) Pensamos que tenemos que hacerlo así, que es como una obligación para no cometer los mismos errores que comenten las instancias del mal gobierno y llevar los mismos modos que ellos, entonces lo que nos va a regir los 7 principios: 1. servir y no servirse. 2.representar y no suplantar. 3.construir y no destruir. 4.Obedecer y no mandar. 5.Proponer y no imponer. 6. Convencer y no vencer. 7.Bajar y no subir.” [8]

Es importante destacar que las mujeres chiapanecas vienen participando activamente desde sus inicios en la construcción política de esta autonomía y de la suya propia como mujeres. Pese a las dificultades, la participación de las mujeres dentro de la organización ha ido avanzando, estableciendo un sistema de cuotas que busca la paridad en los cargos de las bases zapatistas.

Los diferentes niveles de “institucionalidad” zapatista han supuesto una “escuela de gobierno”, un espacio de formación y empoderamiento, fundamental para las mujeres.

A la estela de la Ley Revolucionaria de las Mujeres Zapatistas, [9] los diferentes niveles de “institucionalidad” zapatista (Comunidad, Municipio, Junta, Comisiones específicas de Trabajo..) han supuesto una “escuela de gobierno”, un espacio de formación y empoderamiento, fundamental para las mujeres, tradicionalmente relegadas a asuntos domésticos, al posibilitar su acceso no solo a los asuntos comunitarios o de la organización sino también el contacto y conocimiento de realidades nacionales o internacionales a las que de otra manera difícilmente tendrían acceso. Esta situación es fácilmente contrastable al observar la participación y representatividad que ejercen las mujeres en las comunidades indígenas no zapatistas.

La inclusión de las mujeres también se ha visto reflejada en los avances de las áreas de trabajo, como ha sido el trabajo de recuperación y revalorización de los saberes tradicionales ejercidos principalmente por las mujeres en el área de salud (hueseras, hierberas y parteras), estableciendo cargos formales en estas áreas tradicionales o la integración de los derechos sexuales y reproductivos como parte del Sistema de Salud Autónomo Zapatista. Los encuentros de mujeres organizados por las zapatistas en los últimos años, en los que convocan a las mujeres del mundo para compartir sus luchas, son un ejemplo de estos avances y de cómo las zapatistas trabajan por su empoderamiento desde lo colectivo. A pesar de que el patriarcado también está instalado en las comunidades zapatistas, las zapatistas destacan que en un país en el que se estiman entre nueve y diez femicidios por día, en los territorios zapatistas no hubo ninguna mujer zapatista asesinada o desaparecida en 2019.

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Los ataques a la autonomía zapatista y la guerra de baja intensidad
Ante el avance de la autonomía zapatista por la vía de los hechos, el Gobierno ha intentado paliar el margen de actuación del zapatismo plagando Chiapas de retenes, puestos de control y campamentos militares, así como la creación de grupos paramilitares y el enfrentamiento de grupo de choque, dando lugar a un incremento de las violaciones de derechos humanos.

A la tradicional defensa del territorio contra megaproyectos de infraestructuras, extractivos (petroleros y mineros) o turísticos en tierras zapatistas, con sus consecuencias visibles, hay que sumar además las acciones violentas -quizás no tan conocidas pero no por ello menores- a las que se ven sometidas las comunidades, por el accionar del narcotráfico y las mafias dedicadas al tráfico de personas que operan en la zona y con las que tienen que lidiar cotidianamente las comunidades zapatistas, situadas en una zona en la necesariamente “caliente” por su ubicación geográfica: frontera con Guatemala, proximidad con el Golfo de México y puerta de entrada al “cuello” de botella que supone el Istmo de Tehuantepec, que conecta Centroamérica y cono sur con el resto de México y Norteamérica.

Por otro lado, el Gobierno Federal Mexicano y el Gobierno del Estado han respondido a la organización con programas de carácter asistencialista (Oportunidades, PROCEDE, Vivienda Digna, etc.), que lejos de respetar las diferentes realidades de organización comunitaria, han pretendido imponer un modelo de desarrollo hegemónico y debilitar la organización comunitaria, así como propiciar el enfrentamiento entre comunidades y dentro de las propias familias.

La construcción de otros mundos desde abajo y a la izquierda
Tras años de organización y avance en el trabajo por la autonomía, en 2005, el EZLN hace un llamado a la gente de izquierdas a organizarse para lograr un “mundo donde quepan todos y todas”, dando inicio a “La otra campaña”, (posteriormente renombrada La Sexta), una iniciativa política independiente partidaria de la participación popular que busca escuchar al pueblo mexicano, a las personas que están organizadas y a las que no, a todas aquellas que desde abajo y a la izquierda busquen cambiar el actual estado de la sociedad. Este llamado marca un nuevo período en el movimiento zapatista de relación más cercana con otras luchas de todo el país y del mundo en general.

Como parte de este proceso de compartir estrategias para avanzar en la construcción de “otros mundos posibles”, en 2017 el Congreso Nacional Indígena (CNI) – red de pueblos indígenas consolidado como espacio legítimo de articulación de los pueblos indígenas a lo largo y ancho del país- y el EZLN anunciaron la creación de un Concejo Indígena de Gobierno (CIG), cuya vocera María de Jesús Patricio Martínez (popularmente conocida como “Marichuy”) les representaría en la candidatura a las elecciones presidenciales de 2018.

Esta candidatura no era una lucha por el poder sino un llamado “a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarnos para detener esta destrucción y fortalecernos en nuestras resistencias y rebeldías”. Sin embargo, Marichuy no obtuvo las firmas necesarias para presentarse como candidata independiente.

El nuevo gobierno y el escenario actual
En las elecciones de 2018, resultó ganador Andrés Manuel López Obrador (AMLO) del partido MORENA, en lo que se ha sido considerado como un triunfo histórico, ya que supuso la ruptura del bipartidismo en México y, supuestamente, un giro a la izquierda. Por él, votaron más de 30 millones de mexicanas y mexicanos, dando al partido una victoria sin precedentes y la mayoría en la Cámara de Diputados y Senadores, lo cual supone una mayor capacidad para realizar reformas legales sin contar con la oposición.

A pesar de las promesas de cambio, el EZLN avisaba "podrán cambiar el capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo”. Tras un año de legislatura, el nuevo gobierno no ha hecho sino dar continuidad a las políticas neoliberales de expolio de los pueblos indígenas con la aprobación de megaproyectos como el corredor del Istmo de Tehuantepec, la Refinería de Dos Bocas o el Tren Maya, frente al cual comunidades indígenas ya han expresado su rechazo y denunciado la falta de consulta previa y consultas simuladas.

También se ha mantenido la vieja estrategia de desmovilizar a la población mediante programas asistencialistas y así, la promesa partidista de dar prioridad a la juventud se materializa en programas de becas como Jóvenes Construyendo Futuro, el programa Sembrando Vida [10] o la posibilidad de unirse a la recién creada Guardia Nacional - una nueva fuerza de seguridad para cuya creación ha sido necesario modificar la Constitución y, que implica la participación de militares en tareas de seguridad pública-.

“Y rompimos el cerco”
El 1 de enero de este pasado 2019, a 25 años del alzamiento zapatista, el Subcomandante Insurgente Moisés, vocero del EZLN, comenzó su mensaje con las siguientes palabras: ¡Estamos solos!

Desde la entrada de AMLO al poder, ha habido un incremento de la violencia en varios Estados de México, con 11 integrantes del CNI asesinados en lo que va de legislatura y un aumento de la militarización en los territorios indígenas mediante el envío de tropas de la Guardia Nacional, siendo Chiapas uno de los Estados en los que mayor presencia hay de este cuerpo, a pesar de los bajos índices de criminalidad en comparación con otras entidades de la República.

Las incursiones militares y el hostigamiento a las comunidades donde se ubican las bases de apoyo al EZLN han aumentado, las disputas de tierras entre grupos de choque y las bases zapatistas se han avivado y los desplazamientos forzados continúan.

Las incursiones militares y el hostigamiento a las comunidades donde se ubican las bases de apoyo al EZLN han aumentado, las disputas de tierras entre grupos de choque y las bases zapatistas se han avivado y los desplazamientos forzados continúan, mientras las mineras y otros proyectos de extracción de hidrocarburos, hidroeléctricas y parques eólicos se disputan el territorio.

Este nuevo cerco militar, que trata de limitar el margen de acción de la autonomía zapatista, fue seguido por un periodo de silencio por parte de los y las zapatistas en el que han realizado un proceso de reflexión con miles de asambleas comunitarias. Y de este modo, “después de años de trabajo silencioso, a pesar del cerco, a pesar de las campañas de mentiras, a pesar de las difamaciones, a pesar de los patrullajes militares, a pesar de la Guardia Nacional, a pesar de las campañas contrainsurgentes disfrazadas de programas sociales, a pesar del olvido y el desprecio, hemos crecido y nos hemos hecho más fuertes”. Con estas palabras, explicaba el Subcomandante Insurgente Moisés el 17 de agosto de 2019 la respuesta del EZLN y sus bases de apoyo al nuevo escenario mexicano, anunciando la creación de nuevos Centros de Resistencia Autónoma y Rebeldía Zapatista (CRAREZ), en concreto, siete nuevos caracoles con sus respectivas JBG, pasando de los cinco caracoles originales a doce y tres nuevos municipios, que se unen a los 27 ya existentes.

Bien sea por seguridad, por optimización de tiempos y recursos, o de ocupación del espacio geográfico ganado desde el levantamiento con nuevos centros de población, veteranos/as y jóvenes que no habían nacido en el 94 pero formados en los principios zapatistas, se han dado a la tarea de extender su ética incorruptible más allá de sus actuales instancias.

Desde entonces, las y los zapatistas están trabajando para llevar a cabo la inauguración de los nuevos CRAREZ y dando continuidad a su proceso de análisis y lucha colectiva, convocando al CNI-CIG, a La Sexta y las redes, a las mujeres que luchan y a la sociedad civil en general, a ser partícipes de la ruptura del cerco, a ayudar en la construcción de los centros y a encontrarse para seguir compartiendo luchas; a ser en definitiva parte, de esta forma de construir otros mundos frente al neoliberalismo y sus megaproyectos de destrucción, siempre desde abajo y a la izquierda.

 


Bizilur es una organización que desde hace 15 años acompaña movimientos
sociales en Euskal Herria y a nivel internacional, impulsando procesos que ponen la vida y su sostenibilidad en el centro.

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Ver en línea : Monográfico OMAL, nº 1, abril de 2020


Notas

[1Primera Declaración de la Selva Lacandona. Comandancia General del EZLN. Año de 1993.

[2Los Acuerdos de San Andrés prefiguraban en gran manera la "institucionalidad" zapatista encarnada hoy por los Municipios Autónomos, las JBG y los Caracoles zapatistas
En ellos se planteaba una reforma del marco jurídico mexicano que contemplara el reconocimiento en la Constitución de los derechos de los pueblos indios, es decir, no sólo derechos individuales, de personas, sino derechos colectivos, de pueblos. Entre ellos, los de tipo político, expresados especialmente en el reconocimiento de los gobiernos propios, y de las formas propias de elección de sus autoridades o jurídicos, para poder ejercer sus sistemas normativos internos, sus formas de elegir a sus propias autoridades, sus formas de impartir justicia, reparar las faltas y decidir en materia de conflictos internos, etc.
Algunos de los compromisos y propuestas conjuntas que las partes se comprometieron a impulsar fueron por ejemplo el reconocimiento de los pueblos indígenas en la Constitución y su derecho a la libre determinación en un marco constitucional de autonomía; la ampliación de la participación y representación política, el reconocimiento de sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales y garantizar el pleno acceso de los pueblos indios a la justicia del Estado, a la jurisdicción del Estado y el reconocimiento de los sistemas normativos internos de los pueblos indios, etc.
La traición a los Acuerdos por parte del Gobierno mexicano primero mediante la desvirtuación de los mismo en la iniciativa de ley de la COCOPA- Comisión de Concordia y Pacificación del Congreso de la Unión- y por el impulso represivo desatado por el presidente Zedillo hizo que los diálogos se estancaran y la solución a las demandas se pospusiese de forma indefinida.

[3"[...] Por decir, nosotros como zapatistas, ¿luchamos por el socialismo o por qué? Nosotros queremos tierra, salud, vivienda, educación, libertad, paz justicia, democracia no sabemos si se llama socialismo o se llama paraíso. No nos importa el nombre, lo que nos importa es que haya las 13 demandas". Rosalinda (Ex integrante de la JBG. MAREZ San Juan Apóstol Cancuc).Texto Gobierno Autónomo I. Cuaderno de texto de 1er grado del curso "La libertad según l@s zapatistas" de la Escuelita Zapatista.Chiapas, agosto 2013 / Enero 2014

[4Santiago, Jorge, “Días rebeldes. Crónica de una insumisión”. Barcelona. Octubre 2009. Ed. Octaedro/Límites

[5.Tras la Misión realizada a México en junio de 2003, el Sr. Rodolfo Stavenhagen instaba al Gobierno en el Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas a "respetar la existencia de los “Caracoles y Juntas de Buen Gobierno”, y mantener en todo momento su disponibilidad a colaborar con estas instancias, cuando sea requerido, con el objeto de facilitar una solución pacífica al conflicto en Chiapas." (E/CN.4/2004/80/ADD.2. COMISIÓN DE DERECHOS HUMANOS 60º período de sesiones. Consejo Económico y Social. Naciones Unidas.)

[6Vimos que el EZLN con su parte político-militar se estaba metiendo en las decisiones que les tocaban a las autoridades democráticas, como quien dice ‘civiles’. Y aquí el problema es que la parte político-militar del EZLN no es democrática, porque es un ejército, y vimos que no está bien eso de que está arriba lo militar y abajo lo democrático, porque no debe de (sic) ser que lo que es democrático se decida militarmente, sino que debe ser al revés: o sea que arriba lo político democrático mandando y abajo lo militar obedeciendo”. (Sexta Declaración de la Selva Lacandona: “II. De donde estamos ahora”. CCRI-CG del EZLN. Junio 2005)

[7"Los delegados en la Junta se turnan por periodos cortos de entre una y dos semanas, lo que les permite volver a su pueblo para seguir cuidando de sus familias y sus tierras. Esta rotación rápida tiene consecuencias que, para un espíritu acostumbrado a criterios de eficiencia y rapidez, puede provocar desconcierto: la lentitud con la que muchas veces los miembros de las juntas tratan los problemas, obliga a experimentar una temporalidad distinta, además porque a menudo llega otro "turno" que a veces, ¡retoma el análisis del asunto casi desde un principio". "Pero visto con otra lógica, esta lentitud se vuelve una ventaja pues deja tiempo para recoger informaciones, valorar las opiniones y las propuestas, elaborar colectivamente las decisiones que en la medida de los posible deben recoger el acuerdo general [...] Sobre todo se evita buscar una disociación entre las instancias de toma de decisión y la vida local de los municipios y las comunidades. Se trata de traducir en los hechos una concepción no especializada de las tareas de la organización de la vida colectiva, de poner en práctica una des-especializacion de la política." (Baschet, Jérôme, “Haciendo Otros Mundos: Autogobierno, sociedad del buen vivir, multiplicidad de los mundos”. CIDECI Las Casas, Chiapas, México. Agosto 2013.)

[8Doroteo. Ex integrante de la JBG. MAREZ Libertad de los Pueblos Mayas. Caracol I. La Realidad. Texto Gobierno Autónomo I. Cuaderno de texto de 1er grado del curso "La libertad según l@s zapatistas" de la Escuelita Zapatista. Agosto 2013 / Enero 2014.Chiapas

[9Ley Revolucionaria de Mujeres (10 artículos): "Primero. - Las mujeres, sin importar su raza, credo, color o filiación política, tienen derecho a participar en la lucha revolucionaria en el lugar y grado que su voluntad y capacidad determinen. […] Cuarto. - Las mujeres tienen derecho a participar en los asuntos de la comunidad y tener cargo si son elegidas libre y democráticamente. […]Noveno. - Las mujeres podrán ocupar cargos de dirección en la organización y tener grados militares en las fuerzas armadas revolucionarias." (El Despertador Mexicano, Órgano Informativo del EZLN, México, No.1, diciembre 1993).

[10Este programa que consiste en rehabilitar terrenos deforestados o dañados por procesos agrícolas, sembrando alimentos en una primera etapa y árboles maderables después y que supone la entrega de cinco mil pesos mensuales a los productores del campo como incentivo por trabajar en su propio ejido, está dando lugar a la tala de árboles y deforestación de parcelas para que los ejidatarios puedan ser acreedores del programa.


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