A la deriva… por las alternativas feministas al poder corporativo
Jueves 13 de junio de 2019

Colectiva XXK y OMAL – Paz con Dignidad, conjuntamente con más de 50 feministas bizkaínas, llevamos unos cuantos meses conspirando para construir alternativas feministas desde nuestras vidas concretas, en un proyecto que hemos llamado derivas.
El objetivo del proyecto es comprender el sistema (capitalista, heteropatriarcal, racista…) desde las vidas concretas individuales y colectivas. Buscamos entender cómo nos impacta y qué margen de maniobra tenemos: en nuestro día a día, con nuestros modos de ser y hacer. ¿Qué alternativas encontramos desde la práctica para “poner la vida en el centro”, “construir soberanías feministas”, “vivir vidas que merezcan la alegría de ser vividas”?
Sabemos que, en este momento histórico crítico, los feminismos son indispensables para entender lo que pasa y nos pasa. Todas andamos en esto, de una forma u otra. Con este proceso buscamos tener un ámbito de reflexión y aprendizaje colectivo, darnos un tiempo para reposar tantas cosas que hacemos y pensamos cada una, cada colectivo, en cada espacio de articulación o acción.
¿Cómo? Desde el feminismo decimos que el proceso es tanto o más importante que el resultado, por eso queremos dar importancia a la metodología. Queremos partir de sí, para no quedarse en sí, hablar desde nosotras, para conectar con todas. No queremos estar solo desde la cabeza, sino desde el transitar, ocupando juntas los espacios. Y queremos reflexionar desde las múltiples dimensiones que conforman los buenos o malos vivires. Para ello hemos utilizado una metodología que llamamos Derivas.
¿Qué es una deriva? Una deriva es un paseo colectivo guiado, que recorre espacios cotidianos para responder a las preguntas que se plantean por todo el colectivo. Una deriva nos permite reflexionar sobre el nexo entre la vida concreta, el sistema y las alternativas.
Con este objetivo hemos estado conspirando los últimos meses, empezamos sumando aliadas feministas desde varios espacios, luego les tocó el turno a los grupos de trabajo, que iniciaron la reflexión y prepararon las derivas. Además, en abril realizamos el taller sobre soberanía feminista, que nos sirvió para hacernos nuestra la propuesta de Bilgune Feminista y para poner en común todo lo que habíamos reflexionado hasta el momento.
Y llegó mayo y la primera deriva sobre el derecho colectivo al cuidado, una deriva en la que se transitaron hogares, calles, plazas y espacios autogestionados de Bilbao. En la deriva y las reuniones previas se comentó que queremos tener derecho a decidir y poder cuidar cómo queramos. También compartimos una mirada a los cuidados en espiral para organizar los cuidados en distintos niveles conectados: desde el autocuidado, a la “familia” elegida, las redes comunitarias y de apoyo mutuo y los espacios públicos. Y hablamos de la huelga feminista, del papel de las instituciones y de la importancia de los espacios de apoyo mutuo.
En la segunda deriva reflexionamos sobre cómo conseguir vidas libres de violencia. Recorrimos las calles de Bilbao para reflexionar sobre diferentes formas de violencia, desde la violencia patriarcal y homófoba hasta la violencia racista e institucional, además de visibilizar las violencias en el sistema sanitario. Las alternativas que salieron hablaban de dejar de ver la violencia como algo que les pasa a “otras”, crear estrategias de reparación colectiva, ocupar espacios, repropiarnos de nuestros cuerpos, bailar! Además, una idea compartida fue la de las mesas camilla, es decir espacios en los que colectivizar malestares.
La tercera deriva la llamamos destronar el empleo para bienvivir y en ella transitamos desde un espacio de trabajo colaborativo en Bilbao, hasta un centro social autogestionado y las casas de algunas compañeras en Santurtzi. Se habló de quitar centralidad al empleo y colocar el autocuidado en el centro. Además, de desmercantilizar y colectivizar la forma en que resolvemos nuestras necesidades, es decir, depender menos del dinero. También nos preocupaba que nuestros trabajos estén desconectados de su sentido colectivo, y hablamos de cómo conseguir que nuestros trabajos (remunerados, de cuidados, militantes…) cuiden el cuerpo-territorio.
Por último transitamos la soberanía alimentaria con una mirada agroecofeminista, desde la intersección de soberanías. Recorrimos varios espacios imprescindibles para la cadena alimentaria (producción, distribución, comercialización, elaboración, consumo…) y conocimos proyectos alternativos, sus potencialidades y sus límites. Hablamos de ser dueñas de nuestros tiempos; de reconocer la importancia de los procesos, porque estamos construyendo y esa construcción es un logro en sí mismo. También reflexionamos mucho sobre el territorio, la tierra, hablamos de romper con la escisión campo-ciudad y de desmercantilizar y colectivizar. Sacar la tierra, la alimentación, del mercado y apostar por fórmulas más colectivas de producir, distribuir y de gestionar cotidianamente la alimentación.
Y la conspiración no ha terminado! Próximamente podremos compartir todos los aprendizajes de este proceso gracias al trabajo de las compañeras de Alborde Films que nos han acompañado en las derivas.