El primer pinchazo de artrosis en las manos constataba que la vida no cae sobre un suelo acolchado.

Pintaba en la servilleta de un bar la estrategia que les sirvió para combatir desde la periferia a un poder corrupto y feo. Lo pintaba porque con los ojos se comprende mejor. Quizás pudieran apropiarse de la estrategia, quizás les podría servir ahora. Sigue habiendo un poder corrupto y feo, a pesar de toda la piel puesta en el combate. Piel contra armas. Se rompe la piel.

Mueve ágil la mano aunque la artrosis se abre camino entre sus dedos.

La vida no cae sobre un suelo acolchado, les dice, nosotras aprendimos a caer de pie y a seguir caminando, a pesar de los pies doloridos.