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Seguridad, cooperación y solidaridad: ADN de los Procesos de Cambio

Luis Nieto Pereira (eldiario.es, 20 de julio de 2015)

Miércoles 22 de julio de 2015

Estamos viviendo momentos históricos apasionantes donde los Procesos de Cambio están sometidos a ritmos vertiginosos. Cada mañana nos levantamos, escuchamos la radio y nuestro estado de ánimo varía con las noticias. Si un día nos alegramos por el resultado del referéndum griego o el pacto nuclear entre Irán y las grandes potencias, al día siguiente nos invade la tristeza y la rabia por la humillación que la Troika infringe al pueblo griego, por los inmigrantes muertos en el Mediterráneo, por el asalto –una vez más– del ejército israelí a la Flotilla de la Libertad o por los secuestros y asesinatos en Colombia.

A pesar del esfuerzo de algunos medios de comunicación, muchas de las crónicas que se nos ofrecen muestran una realidad distorsionada, pues los grupos de poder que imponen la agenda mundial no cuentan la verdad: unas veces la omiten, otras la manipulan y otras la cuentan a medias.

En ellas no se dice que en 1953 Grecia y España, junto a otros países, perdonaron a Alemania 38.000 millones de marcos de su deuda ante la imposibilidad de su pago, no se dice que las personas que mueren en el Mediterráneo son parte de poblaciones que han sido expulsadas de sus tierras por conflictos internacionales en los que ha tenido mucho que ver la Unión Europea, tampoco se hacen eco de que el ejército israelí se comportó como una flotilla de piratas que asaltan barcos pacíficos en aguas internacionales confiscándoles lo que llevan en sus bodegas que no es otra cosa que alimentos, medicinas o equipos y que mientras el presidente de Colombia negocia en La Habana, bombardea a las FARC y sus cuerpos parapoliciales secuestran y torturan a dirigentes sociales.

A lo largo de la Historia ha habido infinidad de palabras manoseadas que de tanto prostituirlas se han vaciado de contenido. Una de ellas es ’Paz’ que casi siempre se la relaciona con el concepto latino "pax", esto es, con la ausencia de violencia gracias a la presencia de un cuerpo armado. Ahora bien, los acontecimientos nos enseñan que la ausencia de violencia va ligada a la generación de las condiciones necesarias para evitarla. Hay que lograr que la gente salga de la pobreza y mejore sus expectativas de vida y para ello tiene que tener seguridad en el presente y en el mañana gracias a políticas que generen mayor igualdad y respeto al medio ambiente, que aseguren el disfrute de vivienda, educación, sanidad, libertad y respeto cultural y religioso.

Desde este punto de vista, hoy la troika sólo está generando violencia porque conduce al pueblo griego hacia pobreza y la humillación, así como lo hace Marruecos con el pueblo saharaui o las democracias de fachada, como la guatemalteca, con su propio pueblo. ¿Desconocen que tarde o temprano la violencia engendrará violencia?

Una mirada a lo largo del mundo nos muestra que cada vez se polariza más la tensión entre quienes ejercen la violencia, obteniendo beneficio de ella y arruinando a los pueblos y la mayoría de la humanidad que vive en la precariedad y la inseguridad vital. Esa minoría, que a través del control de la arquitectura internacional (instituciones, tratados, cuerpos de seguridad), arrasa con la democracia, no está dispuesta a ensanchar los niveles de justicia y bienestar –más bien pareciera lo contrario– y es insensible al sufrimiento de las mayorías. La desmemoria avanza en las élites y las enseñanzas del pasado han quedado olvidadas.

América Latina es una buena muestra de esto. A pesar del esfuerzo emprendido en los últimos años por algunos gobiernos progresistas de la región, organismos internacionales como la CEPAL o el PNUD cifran el número de pobres en 167 millones, un 28% de su población; un coeficiente de GINI que supera el 0,50; un índice de analfabetismo del 8%; un déficit de vivienda del 37% (32% urbana y 60% rural); una carencia de agua potable del 11%, una carencia de saneamiento ambiental del 15%, de electricidad 14,6% y una tasa de desempleo de 6,0% en 2014.

En esta región y con estas cifras, se gastan el 1,3% del PIB, cerca de 30.000 millones de dólares, en gastos de defensa. Según UNASUR, el gasto militar creció en torno al 17% en estos últimos años y por cada 1$ invertido en defensa se gastó 1,1$ en educación y 0,9$ en salud. ¿Tendrá esto que ver con unos índices de violencia tan altos que según la Organización Mundial de la Salud hubo 165.617 personas asesinadas en 2012 y una tasa de homicidios de 28,5 por 100.000? ¿Tendrá que ver con el asesinato diario de 220 mujeres jóvenes por violencia doméstica, según cifras de Unicef? Pareciera ser que la minoría privilegiada se ha olvidado de las causas que llevaron a la guerra en épocas recientes y que aún mantienen abierto el conflicto colombiano.

La situación de inseguridad vital es de tal envergadura para millones de personas que se hace urgente implementar políticas que deriven la asignación de recursos desde las políticas de pago de deuda o gasto militar hacia políticas sociales y de empleo decente. No es un problema de falta de ingresos, sino de una política fiscal adecuada y de una verdadera lucha contra el fraude. ¿Qué no podrían hacer nuestros países con los cerca de 1,8 billones de dólares que se invierten en gasto militar? Según personalidades como Federico Mayor Zaragoza, exdirector General de la Unesco, se podrían destinar solamente 50.000 millones y aliviaríamos los déficits en salud, educación, agua y malnutrición infantil en el mundo y prepararíamos a nuestros países para políticas fiscales más justas y progresivas que aumenten la igualdad y aminoren la pobreza.

En estos momentos que soplan vientos de cambio se necesita formación para entender los procesos, organización para trabajar todos unidos alrededor de un programa, movilización para reivindicar nuestros derechos y defender nuestras conquistas y ocupar las instituciones para ponerlas al servicio de las mayorías. En este contexto de avance de la inseguridad planetaria, el 99% de la humanidad se juega su porvenir y el de las generaciones futuras y para cambiar el rumbo tenemos que ser conscientes que la lucha por la seguridad, la cooperación y la solidaridad deberían formar el ADN de las organizaciones del Cambio.


Luis Nieto Pereira, coordinador de la Asociación Paz con Dignidad.

Ver en línea : eldiario.es, 20 de julio de 2015.


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