Legitimación social vs. impactos negativos

Ante el aumento de la pobreza y las desigualdades a nivel mundial y el creciente rechazo social que han ido generando, las grandes corporaciones pretenden construir un relato con el que no pueda cuestionarse su centralidad en la economía global. Así, con objeto de aumentar su legitimación social y posicionarse como un actor imprescindible para la superación de la actual crisis, presentan teorías revestidas de objetividad y neutralidad para tratar de demostrar los impactos positivos de sus actividades en aspectos como la transferencia de tecnología, la mejora de la provisión de bienes públicos y privados, el incremento del empleo, el acceso de las mujeres al mercado de trabajo y el fomento de la inversión como motor de desarrollo.

Frente a ello, por otro lado, diferentes centros de estudios, organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales, así como ciertos sectores de la academia, han venido realizando un trabajo de documentación y sistematización sobre las consecuencias negativas de la expansión global de las corporaciones transnacionales en el marco del actual modelo socioeconómico.

En este sentido, las investigaciones realizadas por diversos observatorios, ONGD y redes de solidaridad han servido, fundamentalmente para mostrar que, junto a las consideraciones económicas —crítica y cuestionamiento del rol de las empresas transnacionales en la mejora de la cantidad y la calidad del empleo, la prestación de servicios ofrecidos, las inversiones en mantenimiento y los procesos de transferencia tecnológica—, se han producido una serie de graves efectos sociales, políticos, ambientales y culturales que van asociados a la internacionalización de los negocios de estas empresas.