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Bolivia: Empleo y derechos laborales en las actividades extractivas

Marco Gandarillas

Viernes 15 de febrero de 2013

Una de las mayores promesas del neoliberalismo y las privatizaciones es que se generarían más y mejores fuentes de trabajo. Las cifras de los sectores extractivos dan cuenta de una reducción del empleo y de un constante deterioro de la calidad y temporalidad del mismo.

Los hidrocarburos y la minería, constituyeron en 2011 el 18,08% del PIB, con una participación superior a rubros como la Agricultura (9,78%) y las Manufacturas (7,78%). En términos de las exportaciones, ambos sectores representaron en 2010 el 78,34% del total (43,22% hidrocarburos y 35,12% minerales). Sin embargo, la población empleada en la minería es menor al 3% de la población económicamente activa, es decir la minería aporta significativamente a las exportaciones, pero genera muy poco empleo. Una de las mayores promesas del neoliberalismo y las privatizaciones es que se generarían más y mejores fuentes de trabajo. Las cifras de los sectores extractivos dan cuenta de una reducción del empleo y de un constante deterioro de la calidad y temporalidad del mismo. En el presente haremos un repaso a la situación general de los trabajadores en ambos sectores.

Minería: Declive del empleo estatal, auge del empleo privado-cooperativista

En el sector minero el número total de trabajadores ha variado mínimamente en los últimos 30 años. En 1980 se contaban 69.769 trabajadores, en 2010 se alcanzó el record de 79.311, un incremento de tan sólo 13,68% en tres décadas. La modificación más significativa se produjo con el neoliberalismo luego de la relocalización de los trabajadores de COMIBOL, éstos disminuyeron su participación en el empleo sectorial, que de 40% en 1980 pasó a tan sólo un 8% en 2010, tras la nacionalización de la mina Huanuni y la recontratación 4.150 trabajadores a fi- nes de 2006.

El sector privado expandió su participación en el empleo sectorial de 60% en 1980 a 92% en 2010. Dentro del sector privado su composición se vio también alterada con este modelo, dándose la reducción del empleo en la minería mediana que de emplear a 11% de los trabajadores en 1980, pasó en tres décadas a emplear sólo al 7%; el sector minero privado pequeño (con predominio de las cooperativas mineras) pasó de concentrar el 50% de la fuerza laboral en 1980 al 85% en 2010.

Hidrocarburos: Reducción del empleo en las transnacionales

En 1985 la estatal YPFB contaba con 8.480 trabajadores, para 1996, un año antes de su privatización, albergaba una fuerza laboral de tan sólo 4.503 trabajadores, una disminución del orden de 46,89%. En los siguientes años, la reducción del número de trabajadores petroleros estatales fue dramática, pasando de 2.528 en 1997 (una reducción de 43,85% respecto del año anterior) a 598 en 2002 (una reducción de 76,34% en 5 años de ajuste estructural). La “masacre blanca” de los trabajadores estatales ocurrió sin que los mismos fueran absorbidos por las transnacionales que se apoderaron del sector con promesas de mayor inversión y mayor empleo.

Las estadísticas muestran que entre 1995 (antes de la privatización) y el 2004 el índice de empleo en el sector privado petrolero se redujo en 5 puntos, tal reducción afectó en especial a los trabajadores nacionales cualificados (profesionales y empleados que redujeron su participación entre 14 a 20 puntos entre 1995 y 2004) [1]. En 9 años las transnacionales petroleras redujeron los puestos de trabajo que tenían las privadas antes de beneficiarse con la privatización.

El despido de trabajadores estatales, fue seguido de una reducción de los puestos en el sector petrolero privado. Un estudio estimó que a tres años de la privatización de la petrolera estatal, los despidos del personal inicialmente absorbido por algunas transnacionales fueron del orden del 62% [2], 70% [3] y 81% [4]. La reducción del número de trabajadores empleados por las transnacionales se reflejó en una disminución bastante notoria de la masa salarial y los costos en personal de las compañías en alrededor de 60% [5].

Las compañías petroleras redujeron sus planillas al máximo, muestra de ello es que al año 2005 (antes de la nacionalización) la petrolera francesa TOTAL FINA ELF, en ese entonces operadora de dos importantes campos petroleros, con reservas de alrededor de 7 Trillones de pies cúbicos, mantenía una planilla de tan sólo 31 trabajadores permanentes; del mismo modo la más importante petrolera, la brasilera PETROBRAS, adjudicataria de los dos más importantes megacampos gasíferos, y, en general con más del 60% de las reservas con operaciones en toda la cadena productiva desde la explotación, refi- nación hasta la comercialización, contaba apenas con 846 trabajadores permanentes; la española REPSOL, segunda en importancia en el país, que al igual que la brasilera operaba en casi toda la cadena productiva del sector, contaba con sólo 310 trabajadores permanentes [6]

Minería: Dramáticas condiciones laborales

Las cooperativas concentran 2/3 partes del empleo en el sector minero; albergando al 83% de los trabajadores mineros del país [7]. En las cooperativas no existe el salario mensual, los ingresos que se obtienen son variables, de acuerdo a la extracción que cada trabajador pueda proveerse en un determinado tiempo [8], aunque usualmente bajos porque el sector trabaja en minas de socavón (galerías subterráneas) con yacimientos casi agotados debido a que se trata de minas en explotación desde la colonia. Una proporción importante trabaja en el oro en explotaciones de cielo abierto, donde a pesar de las altas cotizaciones de los minerales del último quinquenio, el promedio de ingresos es apenas superior al salario mínimo nacional [9].

Debido a la reducida mecanización, el trabajo es generalmente manual y precario, por ello mismo es fuente de dramáticos problemas de salud ocupacional, los más significativos son: la silicosis y el reumatismo por exposición a gases, polvo de minas y temperaturas extremas que se agravan con la permanencia en malas posturas por prolongados periodos de tiempo. Además carecen de medidas de seguridad industrial y están expuestos a riesgos de muerte por manipulación de explosivos y sustancias tóxicas y gases de interior mina.

Estudios han revelado la extrema precariedad y peligro para niños/as y adolescentes, quienes, sin llegar a ser socios formales de las cooperativas mineras, se encuentran trabajando en interior mina, en desmontes, colas (extrayendo mineral en los residuos de operaciones mineras antiguas) e ingenios, es decir en casi toda la cadena minera donde operan las cooperativas, en actividades de alto riesgo para la salud y seguridad de las personas [10].

Las cooperativas: singular modelo de tercerización

El sector cooperativista fue responsable de 33% de las exportaciones mineras del país en 2011; un logro atribuible a un singular modelo de “Tercerización”, ya que aunque se trata de cooperativas aparentemente autónomas, la mayoría de estas dependen para la comercialización de su producción de grandes empresas acopiadoras y re-exportadoras del mineral que extraen y por el cual se libera a las potencias consumidoras de enormes costos sociales y ambientales arrojadas sobre los mismos trabajadores y las comunidades indígenas y campesinas.

Las cooperativas mineras conforman un nuevo tipo de Tercerización, donde todo un subsector productivo, compuesto de más de un millar de unidades productivas, dispersas por todo el país, con miles de trabajadores dependientes, es manejado por un puñado de empresas transnacionales que abocadas a la explotación de minas rentables y a cielo abierto [11], dejan para las cooperativas socavones centenarios, desmontes abandonados y todo tipo de parajes que no explotan directamente, entre otras cosas por el lastre económico que representaría, pero del cual se benefician en último término con la adquisición de minerales a bajos precios.

Ejemplo de ello es lo que ocurre en el Cerro Rico de Potosí, donde la transnacional estadounidense Coeur D´Alene (con su empresa subsidiaría Manquiri) mantenía a enero de 2012 contratos con siete cooperativas mineras para que éstas realicen trabajos en alturas superiores a 4.400 m.s.n.m. (actividades que en 2009 fueron suspendidas por las autoridades debido a los graves riesgos para la estabilidad de todo el cerro). La empresa minera Manquiri cuenta con apenas 344 empleados en Bolivia, una cifra, que por supuesto no incluye a los trabajadores de las siete cooperativas mineras con quienes ha suscrito contratos [12].

Hidrocarburos: La Subcontratación se apoderó del sector

El informe temático sobre Desarrollo Humano del Programa PNUD Bolivia en 2005 estableció que en la localidad de Villa Montes - identificada como la nueva capital petrolera- se multiplicaron el número de empresas subcontratistas petroleras. El informe describe la estratificación del empleo en la capital petrolera del siguiente modo: “Los empleados cualificados que forman parte de las plantillas de las grandes empresas se trasladan en aviones comerciales cuando van al Chaco, mientras sus planteles operativos se establecen en forma temporal en campamentos rurales o periurbanos -donde se contrata a alguno de los obreros desempleados que hacen largas vigilias cerca de sus entradas. De esta forma, existe un mercado relativamente amplio para las empresas contratistas y subcontratistas en Villamontes. La punta de la pirámide está constituida por tres grandes contratistas con capitales extranjeros, presentes en varios países, y que mantienen estrechas relaciones con las grandes petroleras (…)” [13].

A las grandes y extranjeras subcontratistas, le siguen en importancia otras de origen nacional, medianas y pequeñas [14]. En todos los casos se trata de empresas que reducen los costos de las grandes petroleras al hacerse cargo de actividades que la transnacional prefiere evitar para ahorrarse problemas y costos laborales. La subcontratación se ha ampliado y abarca actividades de servicios, como la de alimentación y limpieza de los campamentos petroleros, donde trabajan principalmente mujeres subcontratadas por salarios muy depreciados. Sin el trabajo de estas mujeres no sería posible la vida y por supuesto el trabajo en los alejados campamentos y aún así ellas no forman parte de la planilla de la empresa ni de la subcontratista, contribuyendo a consolidar una imagen estereotipadamente masculina del sector a través de la invisibilización y, por tanto, desvalorización del trabajo femenino. Tanto es así que la Cámara Boliviana de Hidrocarburos, gremio que agrupa tanto a las transnacionales petroleras como a las empresas de “servicios petroleros” (contratistas y subcontratistas), sólo menciona a una empresa de “servicios de limpieza o alimentación” como parte del sector [15].

La subcontratación multiplica las asimetrías dentro del sector petrolero debido a que externaliza áreas completas de la industria, reduciendo al mínimo indispensable al personal de planta de la empresa extranjera, el que está generalmente concentrado en las tareas administrativas y directivas, con mínimo personal de control y a veces inexistente personal operativo o de campo en planilla. Reduce totalmente el personal además de las actividades de apoyo (mantenimiento, apertura de sendas, construcción de infraestructura, alimentación, seguridad, etc.) que antes del periodo neoliberal y la privatización correspondían a la misma entidad estatal. Entre los trabajadores se genera una brecha que separa a quienes son personal de planta y quienes no; entre quienes trabajan en una subcontratista extranjera o quienes trabajan subcontratados para ella en una nacional o local, entre subcontratistas de un oficio y de otro, entre trabajadores calificados y no calificados.

Las transnacionales no tienen reparos en mostrar a la subcontratación como un “aporte a la generación de empleos”. REPSOL en Bolivia, por ejemplo, informó que en agosto de 2011 contaba con 208 trabajadores dentro de su plantilla (trabajadores directos) y que generó 3.345 empleos indirectos. Es decir tan sólo 5,85% de los puestos de trabajo figuran como trabajadores de la empresa y 94,15% son presumiblemente tercerizados [16]. Esta situación se ha agravado con el correr de los años, donde de 16 % de trabajadores en planilla el 2006, pasaron a tan sólo 5 % en 2011. La tercerización en el sector petrolero afecta a un 80% de los trabajadores. Colombia -país con la mayor tasa de sindicalización de petroleros (de alrededor del 24% de los trabajadores)- sólo 22% de los trabajadores que gozan de ese derecho son directos [17].

En Brasil la relación es un poco más desfavorable, pues 79% de los trabajadores de PETROBRAS son tercerizados [18]. En Bolivia no se dispone de datos actualizados de empleo en el sector petrolero, aunque como muestra ya hemos mencionado que la transnacional REPSOL cuenta a 2011 con 95% de los trabajadores tercerizados, es decir es el país donde la transnacional ha reducido más drásticamente la calidad y temporalidad del empleo. De acuerdo con un informe de un sindicalista español, en el principal campo petróleo operado por REPSOL en Bolivia, trabajarían “...algo más de 1.000 hombres de las Comunidades Indígenas” de los cuales tan sólo 200 tienen contrato indefinido o permanente y el resto por obra (subcontratados) en empresas subcontratistas [19]. Como consuelo, el salario de la mayoría de los tercerizados suele rondar, a decir del informante, los 350 Euros, es decir algo más de 3 veces el salario mínimo nacional de ese año.

Ver en línea : Petropress, nº 30, enero-febrero de 2013.


Notas

[1Instituto Nacional de Estadísticas de Bolivia. Estadísticas de la actividad de Hidrocarburos 1994-2004. Pág. 43. 2005.

[2En el caso de la refinadora denominada Empresa Boliviana de Refinación privatizada por Petrobras del Brasil. Aillón Gomez: 2004.

[3En el caso de la petrolera CHACO S.A. privatizada por una subsidiaria de la British Petroleum. Aillón Gomez: 2004. Pág. 60-61.

[4En el caso de la petrolera ANDINA S.A. privatizada por el consorcio REPSOL- PEREZ COMPAC.

[5Ibíd. Pág. 66.

[6El Mundo 01/05/2006.

[7Cooperativas mineras en Bolivia. Joselyn Michard. CEDIB. 2008.

[8Ibíd. pág. 45.

[9Ibíd. Pág. 47.

[10Lara Baas. Child Labour in the Mining Sector of Bolivia. IREWOC. 2008.

[11En Bolivia existen las siguientes minas a cielo abierto:
San Cristóbal, Don Mario, Kori Chaca, El Mutún, Kori Kollo (etapa de cierre), Puquio Norte (etapa en cierre). De las tres más importantes emprendimientos mineros
de gran escala donde operan transnacionales sólo uno es a cielo abierto, San Cristóbal, el resto son minas aún de socavón que incluyen el rescate y exportación
de la producción de las cooperativas mineras.

[12Coeur d´Alene Mines. San Bartolomé Technical Report. January 1 2012. Pág. 10-16.

[13Ibíd. Pág. 156.

[14En palabras de un propietario de una pequeña subcontratista boliviana, la relación entre unos y otros implica “donde la contratista se queda con la mitad y te paga la mitad para que hagas la obra (...)” Ibíd. 172.

[15Se trata de EMSERSO Ldta. En el rubro de servicios de catering.

[16REPSOL YPF E&P BOLIVIA S.A. presentación power point en el 5º. Seminario Sindical Repsol YPF - Santa Cruz de la Sierra (26-27-28/09/11). En el informe de RSC de la empresa se indica que en 2011 emplearon en el país a 218 personas (64 mujeres y 154 hombres).

[17Se trata de 23.000 trabajadores, de los cuales 5.000 son trabajadores directos y 18.000 tercerizados. Se
estima que en total existen 70.000 trabajadores tercerizados. FITEQA-CCOO. Seminario sindical en Bogotá (Colombia) 26 a 28 de julio 2011. Pág. 4.

[18Ibíd. Pág. 5.

[19FITEQA-CCOO. Isidor Boix. Bolivia 2011. Aproximación sindical a la cuestión indígena allí donde opera la industria petrolera. Octubre 2011.


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