Huertos

Construyeron los huertos de espaldas a la ciudad. Para no tener que mirarla. Ni a ella ni al asfalto ni al humo ni al gris. Dándole la espalda pensaron que las plantas crecerían mejor. No querían mirarla. La ciudad te despista. Con las luces de neón y los coches y el tumulto. No se piensa bien cuando todo es rápido.

Ani sube la loma cada tarde. Un paso. Dos pasos. Respira. Se para. Es empinada la pendiente. Camina. No mira lo que queda a su espalda. Tampoco le mira a él.

Sin prisa florecen las plantas que sembraron.