OMAL

Futuro

María González Reyes

Domingo 22 de noviembre de 2015

¿Te acompaño? Dijo. Te acompaño. Afirmó. Y terminaron subidos a una azotea situada bastante cerca del cielo porque el edificio tenía diecisiete plantas y estaba en la parte alta de la ciudad. Zona norte. Caminaron haciendo equilibrios sobre los muros que les separaban del abismo y se tumbaron con los ojos escudriñando el cielo esperando a que apareciera la primera estrella. Él se guardó la llave que les abrió la puerta de allí arriba en el bolsillo de atrás del pantalón. Esquivaron el miedo frío abrazándose y amanecieron charlando casi en susurros. Mirando lejos. Rizos entremezclados en dos tonos de marrón. Leve brisa. Y un horizonte que, esa mañana, estaba diez pasos más acá.


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