Mirada sobre una ciudad
María González Reyes
Domingo 28 de junio de 2015
Humanidad abigarrada. Codos que se van chocando sin querer, en realidad, tocarse con nada.
Sensación constante de que es imposible caminar contracorriente (en sentido literal, no metafórico).
Pies que se mueven. Un, dos. Un, dos. UN, DOS.
Ritmo acelerado, que no es lo mismo que un ritmo rápido (el colibrí aletea rápido sus alas para moverse con precisión. Pero el colibrí no aletea acelerado).
Sudor para sacar de las entrañas de la tierra petróleo que permita incrementar el ritmo. Crecimiento.
Los seres vivos no humanos miran y sienten atónitos. ¿Hasta cuándo el sisentido?
Parar.
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