OMAL

«Necesitamos un control ciudadano sobre el mercado»

Entrevista de Juanjo Basterra (Gara) a Pedro Paéz, superintendente de mercado de Ecuador

Viernes 12 de diciembre de 2014

Pedro Páez es doctor en Economía por la Universidad de Texas y superintendente de Control del Poder de Mercado de Ecuador; participó en el curso de OMAL sobre «Los límites del capitalismo global en la crisis civilizatoria». Aboga por la unión de pueblos frente al neoliberalismo.

¿Qué diagnóstico hace de las multinacionales en América Latina?

En toda América Latina hay una necesidad de recuperar la capacidad de construcción que permita a la región sostener un proceso no solo de crecimiento, sino también de pago de la deuda social, que ha estado postergada en los 30 o 40 años previos fruto de las políticas de ajuste, de las políticas neoliberales. En ese proceso se van detectando abusos de los grandes monopolios, que incluyen a los nacionales y a las grandes transnacionales. Estamos chequeando para que permitan a los países elementos de soberanía que redunden en beneficio de la sociedad.

¿Hay muchas intervenciones?

Se está empezando. Ya se hizo una ley antimonopolio que sigue la tradición de la Ley Sherman Antitrust de Estados Unidos de 1890, que ha constituido en el mundo 132 agencias antimonopolio. La de Ecuador es la 129. Pero se dan una serie de abusos que incluyen el caso kafkiano de Chevron, que, además de explotar petróleo en la Amazonía de Ecuador por más de 25 años, aplicaron técnicas que la misma empresa había prohibido en otras partes del mundo. Ahora esos «pájaros» están con las escopetas cargadas demandando al Estado ecuatoriano, por un tercio de su PIB, por paralizar los abusos.

¿Qué se puede hacer?

Algo muy importante: UNASUR y CELAC están trabajando en espacios de regulación antimonopolio frente a las transnacionales.

¿Son muy poderosas, también aquí en Europa?

Sí. Ustedes lo asumen como natural, pero es muy importante que se den cuenta de que tienen conquistas hechas. No dejen que las desmantelen. En América Latina estamos construyendo cosas que aquí las juzgan elementales. Allí nos acusan de que eso es comunismo, que va en contra de la propiedad privada y de la libre empresa, pero ese control va en defensa de la vida. Nadie pensará eso de Estados Unidos por su normativa de hace ya 120 años, ¿verdad?

¿Avanzan en esa línea?

Sí. Debe ser una actuación a nivel global, como la propuesta que ha hecho Ecuador en la ONU: que haya vigilancia respecto de las multinacionales sobre el comportamiento y el orden jurídico establecido, porque hay niveles elevados de bullying empresarial, unido al poder mediático. Está el caso de Uruguay, donde la Philip Morris demanda al Estado por una política de salud publica antitabaquista, como la que hay en otros países del mundo. Abusan con juicios cuyos costes significan esfuerzos gigantescos en proporción a los presupuestos. Marcan claramente una condición de inseguridad que está destruyendo las relaciones entre pueblos y las relaciones comerciales. Si se le suman decisiones como el fallo judicial a favor de los fondos buitre en Argentina, pues obviamente se está generando precedentes con profundas consecuencias desde la perspectiva del gran negocio.

¿El tratado que negocian Estados Unidos y la Unión Europea (TTIP) va en esa dirección?

Así es. Es muy lastimoso. Todos los pueblos del mundo, del Norte y del Sur, tenemos que fortalecer los mecanismos de diálogo para hacer frente a las políticas de explotación y abuso que se aplicaron en el Sur y que ahora quieren instalarse en el Norte. En las negociaciones del libre comercio se utiliza el secretismo, la falta de transparencia, y los niveles de abuso están constituyendo un atentado a la vida democrática y de seguridad jurídica. Necesitamos desarrollar un control ciudadano sobre el mercado y sobre el deterioro sistemático de las instituciones, nacionales e internacionales.

¿Considera que muchos gobiernos se han vendido al poder de las transnacionales?

Eso implica e incluye la captura institucional y regulatoria. El poder de las puertas giratorias, el poder de seducción sobre políticos, el «lobbismo». Y el tema de la destrucción de las bases mismas de la seguridad jurídica y de la legitimación, lo que al final significa un disparo en el propio pie del gran capital. Estamos hablando del gran capital financiero, que algunos teóricos lo sitúan en un ambiente criminogénico. No son excepcionales, sino temas de fraude, manipulación del libor [tasa de interés en el mercado interbancario], precios del petróleo, alimentos, oro, cobre... Todo eso demuestra que los grandes bancos e instituciones financieras no pueden parar de hacer fraude, que reciben de los grandes bancos centrales todo lo que precisan, cuando los propios bancos centrales lo niegan cuando se trata de invertir en generar empleo, seguridad, salud, bienestar, ciencia o tecnología. Esta corrupción debe llamar la atención para generar una respuesta ciudadana, que no implica ni izquierdas ni derechas, ni gobiernos ni oposición, sino que debiera llamar a todas las instituciones en defensa de las conquistas civilizatorias y generar reglas de juego claras para las transnacionales y los bancos.

¿Ese gran acuerdo debería adoptarse en la ONU?

Hay que recuperar los foros internacionales para que sirvan a la humanidad entera. El riesgo para terminar con la paz mundial es cada vez más creciente. Nunca deja de ser un negocio gigantesco y muy fácil para generar préstamos para que las distintas partes se armen, usar los conflictos de toda naturaleza (étnicos, transfronterizos, religiosos, incluso de fútbol) para hacer que se contramaten y repartirse los contratos de reconstrucción. Así como hace 500 años fue en nombre de Dios y la Civilización, ahora es en nombre de la Democracia. Siempre hay un discurso. Por eso, los pueblos del mundo deben unirse en contra de una minoría oligárquica.

¿Para eso hacen falta instituciones financieras?

Exacto. En América Latina trabajamos ya en la posibilidad de un Banco del Sur o de los BRICS, con una nueva serie de arreglos monetarios, de sistemas de compensación de pagos, de créditos soberanos, de otra perspectiva y de financiamiento de banca de desarrollo. Se abre un horizonte de inversiones productivas enormes, muy viables si se logra domar las expectativas de cierta codicia de ciertos sectores anclados en el pasado.


Ver en línea : Gara, 30 de noviembre de 2014.