OMAL

Salpicar, chapotear, zambullirse

María González Reyes y Virginia Pedrero

Domingo 11 de enero de 2015

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Los días de lluvia le jodían. No por la lluvia en sí, que en realidad le gustaba más que disgustaba, sino porque todo el mundo se encerraba en su casa y era prácticamente imposible quedar con alguien. La lluvia era jodida en aquella ciudad mal construida, donde cuando caía un buen chaparrón las calles se inundaban de tal modo que, en menos de una hora, el agua podía llegar hasta las rodillas. De ahí que casi nadie se animase a salir. Aquel domingo no fue diferente. Tratando de esquivar la soledad ojeó un par de libros y encendió y apagó la tele tres o cuatro veces. Se tiró en el sofá con una infusión y Lila Downs de fondo y se dispuso a mirar el techo un rato. Hace poco leyó un artículo que decía que la felicidad está directamente conectada con las relaciones que establecemos con otros humanos. Ella estaba completamente de acuerdo.

Si formamos parte de una red de gente somos más felices

pensaba,

pero en esta sociedad esto no se tiene en cuenta ni de coña, por eso hay tanta peña hecha polvo y deprimida. Todo está montado para lo contrario, para aislarte y hacer más difícil las relaciones con los demás. Y en esto la mierda de la tele tiene mucha culpa, parece que la calle estuviera poblada de secuestradores de niños y violadores, y claro, al final te encierras en tu casa pensando que es mejor no abrir a nadie y cuando sales, joder, las plazas públicas están desiertas y los centros comerciales con sus guardias de seguridad plagados de gente ¡si hay barrios donde ni siquiera hay bancos para sentarse al sol! Por no hablar del coñazo que nos dan desde pequeñas con que hay que ser mejor que la de al lado, que no hay hueco para todas, solo para los mejores. Y el éxito se consigue trepando sobre las espaldas de los demás. A veces lo disfrazan diciendo que en este mundo de hoy se valora saber trabajar en equipo ¡y una mierda! Si para conseguir una beca de estudios tengo que competir, para ir a la universidad tengo que competir, para conseguir un trabajo tengo que competir… todo está montado para que sea una lucha de cada cual contra los demás. Dan ganas de mandarlo todo a tomar por culo ¿es que ninguno de los que mandan se ha leído un libro de biología en el que se explique el origen de la vida? Pues se creó mediante simbiosis, por dos bacterias que se fusionaron y formaron la primera célula con núcleo. La vida surgió por cooperación, no por competencia. Eso de la lucha del más fuerte es una gilipollez, lo que permite la vida es la cooperación y ¿cómo va la sociedad a sobrevivir si toma como fuente de funcionamiento la competencia? Mierda de lluvia, a ver si para ya. Me voy a bajar a dar una vuelta, a ver si hay otra zumbada como yo mojándose los pies y por lo menos nos hacemos compañía.

Joder… ¿pero quién estará llamando al timbre con la que está cayendo?


Texto: María González Reyes / Ilustración: Virginia Pedrero.


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