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Poder político

Martes 2 de julio de 2013

El poder político que tienen las transnacionales se refleja a través de su gran capacidad de influencia sobre las decisiones políticas. Y es que el Estado juega un papel crucial en la expansión del capital transnacional y en la salvaguarda de sus intereses, que priman sobre el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

Algunos de los mecanismos que apuntalan su poder político son:


-  1. Las “puertas giratorias” por las cuales consejeros y altos ejecutivos de transnacionales pasan a ser cargos públicos con elevada responsabilidad y viceversa, gobernantes que tras su legislatura pasan a ser asesores y consejeros de multinacionales. Este fenómeno provoca evidentes conflictos de intereses. Por un lado, se dan situaciones en las que los intereses privados de un alto cargo de la administración afectan a sus responsabilidades y tareas como parte del cuerpo público. Por otro, se produce la identificación de los intereses públicos con los de las grandes transnacionales lo que conduce a políticas que favorecen el poder de estas corporaciones.

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-  2. Lobbies al servicio de las empresas multinacionales son los más numerosos y los de mayor influencia en las instancias de poder político y económico internacional, como las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, la Unión Europea, el congreso de los Estados Unidos, etc. En los últimos veinte años Bruselas se ha convertido en un lugar estratégico para las grandes corporaciones, debido al poder cada vez mayor que ostentan las instituciones europeas. Se estima que alrededor de 15.000 “lobistas” a tiempo completo se dedican a influir en las decisiones de las instituciones europeas, siendo más de un 70% representantes de compañías multinacionales.

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-  3. Diplomacia económica supone el despliegue del aparato diplomático y de la intervención de las más altas autoridades y representaciones del poder público de un Estado con el objetivo de facilitar la internacionalización de las empresas que allí tienen establecida su sede matriz. Así, la defensa de los intereses económicos de las empresas en los mercados internacionales mediante el uso de la influencia política se convierte en parte consustancial y motor principal de la política exterior de los estados. Dicho despliegue de recursos políticos, económicos y militares del Estado al servicio de la expansión de las transnacionales tiene que legitimarse y, para ello, se produce la identificación y la confusión entre los intereses públicos, los de las mayorías sociales, y los intereses privados de las empresas y sus élites dirigentes.

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