OMAL

Instituciones financieras internacionales

Miércoles 26 de diciembre de 2012

Todas las versiones de este artículo: [Español] [euskara]

El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio son las principales organizaciones económicas internacionales. Las dos primeras, conocidas como las instituciones de Bretton Woods, se ocupan de las relaciones monetarias y financieras internacionales, mientras que la tercera fija las reglas del comercio internacional.

Las instituciones de Bretton Woods

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) fueron creados en 1944 en la conferencia de Bretton Woods. El FMI debía organizar un sistema monetario internacional con tipos de cambio fijos entre las monedas de cada país, cuyo punto de referencia común eran el oro y el dólar estadounidense. Por eso, la devaluación del dólar en 1971 supuso el fin del orden monetario internacional de la postguerra, dando paso a una inestabilidad cambiaria que todavía persiste, y cuestionando la propia supervivencia de la institución. Haciendo de la necesidad virtud, el FMI reconvirtió su actividad financiera, pasando de conceder préstamos a corto plazo para evitar devaluaciones a dar créditos a largo plazo condicionados a la realización de políticas de ajuste estructural. Y concentrando su intervención en las economías del Sur y luego también en las del Este, a medida que se incorporaban a la institución tras la caída del bloque soviético. No obstante, la profundidad de la crisis actual ha roto esta tendencia, y treinta años después el FMI ha vuelto a intervenir en diversos países europeos.

Por su parte, el BM debía ocuparse de financiar la reconstrucción de la posguerra —cosa que finalmente hizo Estados Unidos a través del Plan Marshall y no el BM— y del desarrollo del Sur. Desde entonces es la principal fuente de financiación multilateral para el desarrollo. Inicialmente dedicó sus recursos a proyectos de infraestructuras de transporte, comunicaciones y energéticas para facilitar la inversión privada, local o extranjera, que se suponía base del crecimiento económico. A partir de los años setenta, constatando la insuficiencia del crecimiento y la persistencia de la pobreza, el BM empezó a financiar también proyectos destinados a satisfacer necesidades básicas como alimentación, sanidad y educación. Y desde los ochenta, sin abandonar lo anterior, ha confluido con el FMI en la imposición de programas de ajuste estructural a un centenar de economías del Sur y del Este, en lo que se ha dado en llamar CONSENSO DE WASHINGTON.

En las instituciones de Bretton Woods dominan los países del Norte, ya que la capacidad de voto depende de la cuota (FMI) o capital (BM) de cada país, y detentan más de la mitad. Desde 1975 ese control se ha ejecutado por el G-7, a través del cual Estados Unidos comparte su hegemonía con los otros dos grandes polos de la economía mundial, Europa y Japón. Pero desde 2008, a raíz del estallido de la crisis actual, esa responsabilidad se ha traspasado al G-20, donde además de las potencias del Norte también participan algunas economías emergentes, encabezadas por China, a las que se les ha ampliado ligeramente su capacidad de voto en el FMI y el BM. De todas formas, para las decisiones más importantes en ambas instituciones se requiere una mayoría del 85%, lo que otorga derecho de veto a Estados Unidos, que retiene más del 15% de los votos.

La Organización Mundial de Comercio, algo más que comercio

La Organización Mundial de Comercio (OMC) es la institución encargada de establecer las reglas del comercio internacional. En esta tarea sucede desde 1995 al GATT (siglas inglesas del Acuerdo General sobre Aranceles de Aduanas y Comercio), que venía funcionando desde 1947 y que actualmente ha quedado subsumido en la OMC, de la que forma parte junto al Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (AGCS) y el Acuerdo sobre aspectos de los Derechos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC).

En la OMC cada país tiene un voto, pero las decisiones se toman normalmente por consenso. Sin embargo, tras esta apariencia de democracia formal se encuentra la tiranía de los MERCADOS, que otorga una capacidad de decisión proporcional a la potencia económica de cada cual, por lo que de hecho mandan los países del Norte. Además, es la única organización de ámbito mundial que tiene capacidad de imponer sanciones a los países miembros por el incumplimiento de dichas reglas, a través de su Sistema de Solución de Diferencias.

En principio, el GATT viene liberalizando el comercio internacional de mercancías desde su creación, mientras el AGCS va liberalizando progresivamente el comercio de servicios. Pero hay notables excepciones, como el proteccionismo agrícola y la exclusión de las migraciones laborales permanentes de la liberalización del AGCS. Y el ADPIC, lejos de liberalizar los derechos de propiedad intelectual (patentes, marcas y derechos de autor) poniendo al servicio de la humanidad los avances de la ciencia y la tecnología, amplía y eleva su protección. Porque con la OMC los gobiernos de las principales potencias económicas han diseñado unas reglas de juego adecuadas a los deseos de las empresas multinacionales: apertura de mercados en nuevos sectores en expansión e imperio de la patente y de la marca registrada en todo el mundo.

Conscientes de ello, muchos gobiernos del Sur, con el apoyo de movimientos sociales, han conseguido que las negociaciones de la OMC se encuentren estancadas, paralizando los intentos de profundizar en la liberalización de los servicios y extender el mandato de la OMC a nuevas materias como inversión, compras públicas o política de competencia. Pero eso no impide que las reglas de la OMC se sigan aplicando.

Tres instituciones clave para el proyecto neoliberal

Aunque con diferentes modalidades, en las tres instituciones dominan los países del Norte. Eso marca claramente la orientación de sus actividades, que desde los años ochenta han estado guiadas por el ideario neoliberal, extendidas desde el Norte hacia el Sur y el Este en su transición hacia la economía de mercado. El FMI y el BM han difundido la idea de que el libre mercado por sí sólo es la mejor receta para impulsar el desarrollo, por lo que la intervención del Estado en la economía debe reducirse al mínimo para que las grandes empresas privadas puedan actuar con la mayor libertad posible. Y la realización de la idea ha sido impuesta a través de los programas de ajuste estructural. La OMC ha establecido unas reglas de juego que van más allá del comercio y que solo liberaliza lo que interesa a las empresas multinacionales, al tiempo que ponen límites a las políticas de desarrollo de las economías del Sur. Hasta el punto de que si los gobiernos del Norte, en representación de los intereses de las multinacionales, no obtienen lo que desean en la vía multilateral de la OMC, estancada desde hace años, lo van imponiendo por la vía bilateral o regional de los acuerdos de inversión y tratados de libre comercio.

 


  • FERNÁNDEZ DURÁN, R. (1993): La explosión del desorden. La metrópoli como espacio de la crisis global, Fundamentos, Madrid.
  • MILLET, D. Y TOUSSAINT, E. (2009): 60 Preguntas / 60 Respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial, Icaria e Intermón-Oxfam, Barcelona.
  • NACIONES UNIDAS (2010): World Economic and Social Survey-2010. Retooling Global Development.
  • PEET, R. (2004): La maldita trinidad. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, Leatoli, Pamplona.