Financiarización

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La financiarización de la economía consiste en que la esfera financiera crece mucho más rápido que la esfera real, productiva, despegándose de ella, ya que se trata de actividades esencialmente especulativas. Esta es una de las principales características del capitalismo neoliberal, impulsada por la desregulación y liberalización financiera, y está en el origen de las crisis financieras recurrentes durante las últimas décadas, algunas de las cuales han desembocado en recesiones económicas.

Origen y alcance

El primer paso se dio en los MERCADOS de divisas, en los que se intercambian monedas de diferentes países. Su rápida expansión comenzó al sucumbir el sistema de tipos de cambio fijo entre las monedas de cada país, administrado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde el fin de la II Guerra Mundial hasta 1971, generando una gran incertidumbre sobre la evolución de su valor relativo. En un contexto de tipos de cambio variables, la naturaleza de la actividad del mercado de divisas cambió radicalmente. De compraventas de moneda extranjera utilizadas como contrapartida de operaciones de la economía real (pagar una importación, un viaje al exterior, etc.), ya que no había ningún motivo para especular sobre su precio en los días, meses o años posteriores, se pasó a que la mayoría de las transacciones fueran de carácter puramente especulativo. Así, en estos MERCADOS se ha pasado de negociar entre 10.000 y 20.000 millones de dólares al día en los años setenta a 3,2 billones diarios en 2007.

A partir de los años ochenta, el dominio de las políticas neoliberales supone la progresiva liberalización y desregulación de los MERCADOS financieros, que se mundializan sin que ninguna entidad reguladora supranacional controle su actividad, y hasta el estallido de la crisis actual crecen mucho más rápido que la economía real. De este modo, la economía productiva, representada por el PIB mundial, se multiplicó por 5,6 entre 1980 y 2007. En el mismo período, los activos de los MERCADOS financieros lo hacían por 16,2, al pasar de 12 billones de dólares en 1980 a 194 billones en 2007, de acuerdo con los datos de Mckinsey, que no incluyen los productos derivados. Y es que se estima que, por sí solas, las operaciones con derivados superaron en 2007 los 700 billones de dólares.
Ahora bien, esta globalización de los MERCADOS financieros es muy desigual. A pesar de su gran crecimiento, las economías emergentes solo suponen el 17% de los MERCADOS mundiales de capital, que siguen concentrados en los países del Norte. Y mientras en el Norte los activos financieros representaban más del 350% del PIB en 2008, en las economías emergentes eran el 160% en promedio.

Consecuencias

El predominio de las finanzas sobre la esfera productiva se refleja en la gestión de las principales empresas no financieras, fundamentalmente a través del control externo ejercido por los inversores institucionales que dominan los MERCADOS de capitales. Se trata ante todo de maximizar el valor para el accionista, incrementando la cotización bursátil de la empresa como sea. A menudo, endeudándose para participar en el floreciente juego de adquisiciones y fusiones de empresas, esencialmente especulativo. Esto es congruente con el hecho de que los beneficios empresariales, que las políticas neoliberales contribuyeron a incrementar desde comienzos de la década de los ochenta, se coloquen mayoritariamente en los MERCADOS financieros en detrimento de la inversión productiva. Eso retroalimenta la financiarización de la economía, pero también genera menos actividad productiva y crea menos empleos, dando un sesgo recesivo a la economía.

Conviene tener presente que el verdadero objetivo de las políticas neoliberales es recuperar la tasa de beneficio de las empresas, que venía cayendo desde finales de los años sesenta, o si se prefiere, restaurar el poder de clase. Y lo han logrado. De hecho, en las economías del Norte la parte de las rentas salariales en la renta nacional ha disminuido durante tres décadas, ralentizando el crecimiento de la demanda, y con él el de la economía. Esta tendencia al estancamiento se ha contrarrestado con el endeudamiento de las familias para mantener su nivel de consumo o incluso incrementarlo. Por eso, aunque se evite reconocerlo, la apuesta neoliberal por el interés del 1% más rico de la población, frente al 99% restante, se ha traducido en un gran aumento de la desigualdad en la distribución de la renta, menos crecimiento económico y endeudamiento generalizado. Porque, a diferencia de la esfera real de la economía, en la esfera financiera no se crea riqueza, solo se redistribuye. Y muy rápido cuando esta crece desmesuradamente.

Además, este circuito económico financiarizado genera sucesivas burbujas especulativas, cuyo estallido supone una nueva crisis financiera, a veces seguida de una fuerte recesión. Ese fue el caso de la burbuja inmobiliaria y bursátil de Japón, que explotó a principios de los años noventa sumiendo a la economía japonesa en una profunda recesión durante dos décadas. Y también el del estallido en 2001 de la llamada “nueva economía” de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones. Pero sobre todo es el origen de la crisis de las hipotecas subprime estadounidenses en 2007, convertida en 2008 en “la gran recesión”, a la que en 2010 se sumó la mal llamada crisis de la deuda pública europea.

La respuesta a la crisis financiera dada por los gobiernos, se autocalifiquen de derecha o de izquierda, ha dejado bien clara su absoluta connivencia con los agentes que dominan las finanzas (bancos, fondos de inversión, AGENCIAS DE CALIFICACIÓN…), con rescates multimillonarios de quienes han provocado la crisis. Y en lugar de afrontar sus verdaderas causas, regulando los MERCADOS financieros, eliminando los PARAÍSOS FISCALES, recuperando la imposición progresiva sobre la renta, el patrimonio y los beneficios empresariales, han aprovechado la situación para realizar un ataque brutal contra el Estado del bienestar y los derechos laborales. Se socializan las pérdidas mientras se privatizan los beneficios.

 


BIBLIOGRAFÍA:

  • ÁLVAREZ, N. Y MEDIALDEA B. (2010): “La influencia de la financiarización sobre el gobierno corporativo de la empresa: el papel de los inversores institucionales”, Revista de Economía Mundial, nº 24.
  • HARVEY, D. (2007): Breve historia del neoliberalismo, Akal, Madrid.
  • HUSSON, M. (2009): Capitalismo puro, Maia ediciones, Madrid.
  • MCKINSEY GLOBAL INSTITUTE (2009): Global capital markets: Entering a new era.
  • OCDE (2011): Divided we stand. Why inequality keeps rising, París.