Columpio

María González Reyes

Domingo 21 de enero de 2018

Ocurrió en Sao Paulo, debajo del viaducto, unas semanas atrás. A alguien se le ocurrió la idea de colgar columpios con cuerdas inmensamente largas desde lo más alto hasta abajo. Columpios de muchos metros de altura, capaces de hacer volar a quien se subía. Entonces surgió la magia, como una lluvia copiosa, y ese lugar de la ciudad por donde la gente caminaba con la prisa que da el sentirse insegura, se convirtió en un sitio en el que pararse a experimentar cómo se vuela subida a un columpio.

Ven, le dicen a Joao los otros niños con los que duerme en un recoveco del viaducto señalando la bolsa con el pegamento listo para ser inhalado.

No, dice Joao mientras se balancea arriba y abajo lo más fuerte que puede, ahora estoy columpiándome.

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