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El valor geoestratégico de Colombia

Plataforma No Más Bases

Viernes 15 de octubre de 2010

Los billones de dólares en gastos militares y la expiación de las ganancias de los consorcios armamentísticos de Europa y los Estados Unidos, son la prueba mas irrefutable de la asociación entre el sistema capitalista con los conflictos armados internos y las ocupaciones militares.

Estados Unidos, tras crisis global, se recompone a nivel regional: el valor geo-estratégico de Colombia

“Un cocinero reune a las aves, a las gallinas, a los gansos, a los pavos y a los patos. El cocinero les pregunta: ¿Con que salsa quieren ser comidas? Una de las aves, una humilde gallina, le dijo: Yo no quiero ser comida de ninguna manera. El cocinero les aclaró que esa no es la cuestión.”
Metáfora de Eduardo Galeano

Muchos autores y especialistas internacionales consideran
que la crisis iniciada en
el 2008, ha sido la “crisis
de los países desarrollados”, ya que sus
consecuencias se observan fundamentalmente
en los países más ricos del mundo;
una crisis que se origina en los Estados
Unidos y que tiene una repercusión global
en el campo de los altos precios de
las materias primas, la sobre valoración
de los productos, la crisis alimentaria, la
inflación planetaria, la crisis crediticia,
hipotecaria y de confianza con los mercados.
Pero nuestra pregunta es ¿porque no
hay crisis armamentistica? ¿No hay crisis
para seguir financiado guerras internas?
¿La industria armamentística esta en crisis?

Los billones de dólares en gastos militares
y la expiación de las ganancias de
los consorcios armamentísticos de Europa
y los Estados Unidos, son la prueba mas
irrefutable de la asociación entre el sistema
capitalista con los conflictos armados
internos y las ocupaciones militares.
Uno se retroalimenta de los otros y ambos
conforman la piedra angular para la existencia
misma del sistema que hoy en día
controla el mundo.

Según el estudio del Instituto de Investigación
para la Paz Internacional de Estocolmo
(SIPRI), el gasto militar global creció
el 4% en el 2008 y alcanzó la cifra de
los US$1.464 billones, un 50% mas que
en 1999, una cifra que según el organismo
Sueco equivale al 2.4% del Producto Interno
Bruto (PIB) mundial y a 217 dólares
por cada habitante del planeta.

La crisis financiera global no ha impedido
que la venta de armas vaya en aumento,
ya que tanto países ricos como pobres
reforzaron sus arsenales. A los Estados
Unidos por su parte le corresponde un incremento
del 58% tal y como lo demuestra
la gran cifra presupuestaria de US$
730.000 millones para el ejercicio fiscal
del 2010, lo cual lo convierte en uno de
los cinco vendedores más grandes, de la
mano de Rusia, Alemania, Francia y Gran
Bretaña, países responsables de más del
75% de las exportaciones de armas convencionales
según cifras del SIPRI.

La idea de la lucha contra el terrorismo
ha estimulado a muchos países a ver
sus problemas a través de una mirada altamente
militarista, justificando con este
argumento sus altos gastos militares, pero
de esta manera nos resulta claro que son
los consorcios armamentistas junto con
las petroleras y las grandes corporaciones
de servicios, las principales beneficiarias
en las ocupaciones e invasiones militares
en el mundo.

Recomposición regional

Estados Unidos con sus centros de trazado
estratégico saben que ha pasado el
tiempo de la potencia única global y para
enfrentar a la Unión Europea, China y
Rusia le es necesario mantener su papel
protagónico a nivel regional, por tanto
tiene la necesidad de que America Latina
sea su zona de influencia exclusiva y para
ello pone un pie en Colombia.

America Latina provee a los Estados
Unidos el 25% de sus necesidades en materia
de recursos y Colombia al ser un país
bioceánico le representa el punto mayor
de comunicación comercial del mundo,
de ahí la importancia geopolítica que tiene
Colombia para los Estados unidos de
manera táctica y estratégica.
A nivel táctico la industria militar estadounidense
necesita crear focos bélicos,
para justificar la producción y renovación
del material armamentístico; a nivel estratégico,
su objetivo, lograr el control
regional, comenzando con Colombia y
Perú, con la idea de continuar trazando un
cerco por Bolivia y Paraguay llegando a
su cometido, el control político, económico
y militar del Brasil.

Si hacemos un análisis retrospectivo,
entenderemos que en el mediano y largo
plazo Estados Unidos y Brasil se tendrán
que ver en la competencia económica en
Suramérica, disputándose mercados, industrias,
producciones agropecuarias. Es
por ello que las bases instaladas en Colombia
centran su mira en Brasil, como
el país más importante del subcontinente
suramericano.

Siguiendo con este análisis observamos
que la base de Manta que en su momento
funcionaba en el Ecuador, no era sino una
sub-base gringa instalada sobre una base
ecuatoriana. Es decir, que había una instalación
norteamericana que ellos llamaban
FOL, Puesto Militar de Operaciones
Avanzadas, que según el acuerdo, era solo
contra el narcotráfico. La diferencia del
acuerdo de las bases norteamericanas en
Colombia es que no solo es la lucha contra
el narcotráfico, sino también contra el terrorismo,
y a favor según dice, de la paz, la
estabilidad, la libertad y la democracia. Y
sabemos que no ha habido agresión cometida
por los Estados Unidos en el planeta
que no haya sido hecha en nombre de la
paz, o de la estabilidad, o de la libertad, o
de la democracia. Lo que se tiene en Colombia
es siete bases contra lo que se le
antoje a Estados Unidos. ¿Para que quiere
el pentágono un C-17, un avión de una
potencia militar sorprendente, portahelicópteros,
etc., sino es para operar contra
terceros países?

Como ya esta probado en la práctica
(véase el reciente caso de Iraq), luego de
que los tanques y aviones norteamericanos
convierten en escombros las infraestructuras,
rutas y edificios de los países
invadidos militarmente, llega el ejército
de las corporaciones trasnacionales a sacar
la fabulosa tajada capitalista de la reconstrucción.
Por ello creemos estar en lo cierto
cuando afirmamos que estas siete bases
convierten a Colombia en el peón de la
estrategia de guerra de Estados Unidos por el
control regional, agravando los problemas de
violencia y de guerra que padece Colombia en
materia de impunidad y violación sistemática
y sostenida de los DDHH. Con la decisión del
Gobierno Colombiano, Estados Unidos cierra
su círculo para su estrategia hegemónica en
América Latina y pone en peligro la soberanía
de los pueblos.

Frente a este panorama, América Latina esta
en la obligación de reforzar sus acuerdos regionales,
para evitar fracturas y turbulencias
que posibiliten la expansión del ejercito estadounidense;
para ello se deben desarrollar
políticas internacionales coherentes, de ahí la
importancia de profundizar en el ALBA, darle
mayor presencia a UNASUR y a los organismos
de defensa regional, es necesario mejorar
sus capacidades de defensa, sin dependencia
externa.

Es necesario hacer memoria, los Estados
Unidos formó en la escuela de las Américas y
sus academias, a militares Latinoamericanos
con el objetivo de imponer la doctrina de seguridad
nacional que llevó a la implantación
de las mas sangrientas dictaduras que azotaron
a los pueblos del continente, y que hasta
el día de hoy soportan sus consecuencias. Por
ello y sin lugar a dudas, las bases militares son
esa fuerza de intervención rápida en cualquier
parte de America Latina donde haya un resurgimiento
de los movimientos sociales y representaciones
políticas surgida desde los pueblos
y contraria a los intereses de EEUU.

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