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Los tratados de libre comercio impulsan el cambio climático: el factor alimentario

GRAIN

Miércoles 2 de diciembre de 2015

Lo que sabemos hasta el momento acerca de estos acuerdos, a partir de los pocos documentos que se han filtrado de las negociaciones secretas, es que originarán una mayor producción, más comercio y más consumo de combustibles fósiles —en un momento donde existe consenso sobre la necesidad de reducir todo ello Ver los próximos informes de Corporate Europe Observatory, así como los informes anteriores de Sierra Club, Amigos de la Tierra, CEO y otros en Bilaterals.

En particular, se espera que el Acuerdo Económico y Comercial Global entre la Unión Europea y Canadá y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) entre la Unión Europea y Estados Unidos, se traduzcan en una mayor dependencia de la Unión Europea hacia los combustibles fósiles importados desde América del Norte, así como en una reducción del espacio político necesario para promover economías de bajas emisiones de carbono y energías renovables. Por otro lado, se espera que el Acuerdo Estratégico Trans Pacífico de Asociación Económica (conocido como TPP), un mega pacto en que participan 14 países de Asia y de América y que fue concluido a comienzos de este mes, resulte en más exportaciones desde los Estados Unidos hacia los países de la Cuenca del Pacífico. Los nuevos acuerdos también incorporarán las disposiciones de resolución de conflictos, entre los inversionistas y el Estado, que las empresas ya están usando mediante el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), para revertir las moratorias sobre el fracking (o explotación mediante fractura hidráulica) de yacimientos de gas y otras medidas ambientales implementadas por los gobiernos [1].

Menos aún se ha dicho acerca de cómo afectarán nuestro clima las disposiciones sobre producción de alimentos y agricultura incluidas estos acuerdos. Pero la pregunta es de extrema importancia, porque la producción de alimentos y la agricultura tienen un enorme impacto sobre el cambio climático. De la deforestación al uso de fertilizantes y de las granjas industriales a las estanterías de los supermercados, producir, transportar, consumir y desechar alimentos, produce cerca de la mitad de todas las emisiones de gases con efecto de invernadero [2]. Debido a que la creación de nuevos canales para el flujo de bienes agrícolas y el cambio de los regímenes regulatorios y de inversión para el agronegocio y la industria alimentaria tienen alta prioridad en los acuerdos actuales, sin lugar a dudas habrá un impacto sobre el cambio climático —y muy posiblemente negativo, a menos que hagamos algo.

Consideramos que existen siete formas mediante las que la producción de alimentos y la agricultura, como componentes de los actuales acuerdos comerciales y de inversión, harán que la crisis climática empeore.

1. Aumentar la producción, comercio y consumo de alimentos que emiten grandes cantidades de gases con efecto de invernadero.

Los acuerdos comerciales, se dice, están hechos para aumentar el comercio. Esto incluye el comercio de alimentos. Los alimentos que contribuyen mayormente al cambio climático son: carnes rojas (las peores: vacuno, ovino y cerdos), lácteos (los peores: mantequilla y queso, seguido por leche y huevos), pescado (los peores: captura industrial directa y piscicultura industrial), aves, aceite de palma y alimentos altamente procesados (los peores: aquéllos transportados por vía aérea). Por supuesto, éstas son generalizaciones. Hay muchos estudios que tratan de medir en forma precisa las emisiones de gases con efecto de invernadero generadas por distintos alimentos, dependiendo de dónde y cómo son producidos [3].

En términos de producción agrícola, la carne y los lácteos son los principales contribuyentes al cambio climático. Solamente el 11% de toda la carne producida se comercializa internacionalmente, pero a nivel global, la producción y consumo de carne tienen una proyección de crecimiento de 17% para el 2024 y, en definitiva, una duplicación para el 2050 [4]. Se espera que el aumento del comercio juegue un papel en este crecimiento y parte de éste se originará a partir de los acuerdos comerciales más recientes, lo cual podría cambiar bastante la dinámica actual del comercio de la carne [5]. Por supuesto, no podemos predecir cuánto aumentará el comercio y el consumo como resultado directo de estos acuerdos, pero se espera que las disminuciones de aranceles y los estándares más bajos, lleven a un aumento de la oferta y, por consiguiente, también del consumo en los países importadores. Eso, después de todo, es lo que los grupos de cabildeo de las empresas intentan lograr.

Tomemos, por ejemplo, el TTIP. La firma del tratado hará que el mercado europeo se abra a la carne estadounidense, la de alta y la de baja calidad. (Las cuotas para carne libre de hormonas aumentarán, mientras que las restricciones sanitarias disminuirán [6].) La carne europea de calidad no podrá ser capaz de competir, produciendo un desplazamiento de la producción hacia los Estados Unidos. Bajo el CETA, Canadá enviará más cerdo, carne y lácteos a Europa, mientras que la Unión Europea exportará más queso a Canadá.

Se espera que el reciente acuerdo de libre comercio concluido entre China y Australia (ChAFTA), tenga un importante papel en el aumento de la producción y el comercio de lácteos en la región Asia-Pacífico. China importa cerca del 20% de su consumo de productos lácteos y estas importaciones crecen constantes [7] Hasta ahora, debido al acuerdo comercial entre China y Nueva Zelandia, esta última dominaba el abastecimiento extranjero de lácteos de China. Ahora se espera que Australia se apodere de parte de este mercado. Al mismo tiempo, las propias empresas chinas invierten con fuerza en la producción de lácteos en Australia, para exportarla de vuelta a China [8] También expanden su base de producción de carne en Nueva Zelandia, con el mismo fin [9].

Las crecientes importaciones de carne a China, que ahora se permiten sólo desde un puñado de países, crecieron un 18% en la primera mitad de 2015 [10]. Actualmente Australia da cuenta de cerca de la mitad de ese mercado debido al ChAFTA [11]. Gracias al acuerdo entre China y Nueva Zelandia, China es el mayor comprador del cordero neozelandés y el segundo mayor comprador de carne vacuna de Nueva Zelandia.

El comercio de lácteos fue un tema muy polémico en las negociaciones del TPP —situación que, según los informes, se mantuvo hasta el final de las negociaciones. Ahora que el acuerdo fue firmado, Washington afirma que la industria agrícola de Estados Unidos es “la gran ganadora” en el TPP, ya que no sólo se espera que crezcan significativamente las exportaciones estadounidenses de lácteos, sino también las de carne vacuna y cerdo.

Más allá de los aranceles y las cuotas, se espera que crezcan los mercados para algunas compañías de agronegocios y sus inversionistas debido a la dilución de las regulaciones sobre sanidad alimentaria y las leyes de etiquetado, como resultado de estas nuevos acuerdos [12]. Ésta es una preocupación importante para los agricultores y consumidores en un número importante de países cuyos gobiernos están negociando. Por desgracia, pese a las declaraciones de los líderes políticos de que nada cambiará, muchos de los cambios regulatorios que son impulsados por los gigantes de los agronegocios implican disminuir los estándares para los productos químicos, abrir los mercados a la carne clonada o a alimentos modificados genéticamente y disminuir las barreras relacionadas con las enfermedades de las aves (gripe aviar) y la carne vacuna (vacas locas). Con el TPP, ahora sabemos que el gobierno estadounidense se aseguró el derecho a impugnar los estándares de sanidad alimentaria de otros países y de establecer nuevas normas para la presencia de organismos genéticamente modificados en los alimentos [13]. Esto, seguro, expandirá el alcance de la industria de alimentos de Estados Unidos a nivel global.

Si se firma el TTIP, se va a ampliar el mercado europeo de carne de EE.UU.

2. La promoción de la agricultura industrial de exportación en desmedro de los sistemas de agricultura y producción de alimentos locales

La expansión de los mercados para las aves de corral y la leche en polvo de Europa ha sido, desde hace tiempo, un aspecto importante en la agenda de la liberalización de los mercados de la Unión Europea, como bien saben los agricultores y los pequeños ganaderos de África, que se han estado movilizando desde hace años para detener el comercio desleal de pollos y excedentes lácteos, altamente subsidiados, provenientes de Europa. Estas luchas están cada vez más conectadas con el cambio climático. La producción industrial de aves de corral, después de todo, es una importante fuente de emisiones de gases con efecto de invernadero. Los pollos Broiler, que son criados por su carne, producen siete veces más emisiones de GEI que las aves criadas de forma doméstica. Y las gallinas ponedoras, que son criadas por sus huevos, producen cuatro veces más [14].

El consumo de pollos está aumentando en muchos países debido a que es una carne de bajo costo y, en consecuencia, se espera que el comercio global de aves de corral aumente. Todo este comercio se origina en las granjas avícolas industriales, que provocan mayores emisiones que la crianza casera (o a pequeña escala) de aves. Las granjas avícolas de Brasil y Estados Unidos están entre las primeras de la lista de destructoras del clima, lo que es principalmente atribuido a su dependencia de la soja (o soya). Aun en China, donde las exportaciones son sólo una pequeña fracción de la producción del país, los acuerdos comerciales impulsan un aumento de las importaciones de materias primas para producir piensos (alimento animal), lo que favorece a los criaderos industriales que se construyen con crecientes niveles de inversión extranjera.

Más allá de las aves de corral, actualmente los expertos dicen que, en los próximos diez años, el mayor consumo global de carne hará que las emisiones totales de gases con efecto de invernadero aumenten independientemente de la mayor eficiencia en la conversión de forraje a carne en los sistemas de producción industrial.


- Leer el artículo completo aquí >>

Ver en línea : Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, 3 de noviembre de 2015.


Notas

[1Peter Rossman, “Against the Trans-Pacific Partnership,” Jacobin, 13 mayo 2015.

[2La Via Campesina y GRAIN, “Soberanía alimentaria: 5 pasos para enfriar al planeta y alimentar a su gente,” 5 diciembre 2014.

[3No estamos en condiciones de analizar estos datos aquí, pero esperamos hacerlo pronto.

[4Ver OCDE-FAO, Agricultural Outlook 2015, 1 julio 2015; el comercio de productos del mar se ha duplicado en los últimos cinco años y llega a ser la proteína más ampliamente comercializada. Para más información, ver Rabobank.

[5Ver el capítulo sobre “ampliado” sobre carne en OECD-FAO, op cit.

[6El tonelaje permitido de carne libre de hormonas quizás podría aumentar 50 mil toneladas por año. Ésta es una hipótesis con la que están trabajando los analistas, lo que refleja lo que la Unión Europea le ofreció a Canadá bajo el acuerdo CETA.

[7Ed Gannon and Simone Smith, China FTA: “Australian dairy to win share from New Zealand”, Weekly Times, 26 mayo 2015.

[8Los inversionistas chinos no son los terratenientes extranjeros más grandes en Australia pero están comprando u ofertando por algunas de las más importantes operaciones de ganado y leche del país. Ver farmlandgrab.org.

[9Ver por ejemplo, Naomi Tajitsu y Charlotte Greenfield, China’s Bright to buy 50 pct stake in NZ meat processor (Bright de China comprará el 50% de las acciones de un procesador de carne en Nueva Zelandia), Reuters, 14 sep 2015.

[10“China’s agricultural imports in disarray”, Dimsums, 15 agosto 2015.

[11“Pengxin podría comprar dos campos ganaderos en Australia”, China Daily, 29-8-2015.

[12Ver GRAIN, “La sanidad alimentaria en el tratado de comercio Unión Europea – Estados Unidos: “saliéndose de los moldes”, 10 diciembre 2013 y Amigos de la Tierra, GRAIN, IATP y otros, “EU-US trade deal threatens food safety”, 5 febrero 2015.

[13Matthew Weaver, “Vilsack: TPP text available in next 30 days”, Capital Press, 6 octubre 2015.

[14Los datos son del informe del Modelo de Evaluación Ambiental de la Ganadería Mundial de la FAO (GLEAM por sus siglas en inglés), “Greenhouse gas emissions from pig and chicken supply chains”, 2013.


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