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Desmantelando el poder de las transnacionales

Júlia Martí (Diagonal, nº 254, septiembre de 2015)

Sábado 3 de octubre de 2015

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La Campaña Global para Desman­telar el Poder de las Transnacionales y Poner Fin a la Impunidad es una coalición de 190 movimientos sociales, redes y organizaciones de todo el planeta creada para dar una respuesta al poder y los impactos de las corporaciones transnacionales. La campaña aglutina otras plataformas y redes de distintos países y regiones, además de campañas contra empresas o sectores concretos. Se creó en junio de 2012 para facilitar la elaboración común de estrategias y el intercambio de información y experiencias, así como de dar mayor visibilidad, solidaridad y apoyo a las luchas contra las grandes empresas. Esta campaña se nutre de la experiencia anterior de la red birregional Enlazando Alterna­tivas y es un proceso vivo, que busca unir a cada vez más movimientos y organizaciones.

Con el lema “Desmantelar el poder de las transnacionales”, se trata de tejer redes de solidaridad internacional en un contexto de globalización neoliberal en el que se ha intensificado y expandido la explotación salvaje del mundo por parte de los grandes poderes económicos y financieros. En el que las corporaciones transnacionales se han ido apoderando de nuestras vidas y del planeta, acumulando y destruyendo cada vez más bienes comunes, amparadas por una “arquitectura de la impunidad” que les garantiza inmunidad legal, tanto a nivel nacional como internacional. Esta lex mercatoria se caracteriza por proteger más los derechos de inversión que los derechos humanos, y se fragua a través de los tratados de “libre comercio” e inversión y la captura corporativa de gobiernos e instituciones internacionales.

La iniciativa trata de tejer redes de solidaridad internacional en un contexto de globalización neoliberal

En este sentido, la campaña pretende denunciar y visibilizar la impunidad con la que los pueblos han sido violentados, la Tierra y sus recursos destruidos y acaparados, la vida mercantilizada, los servicios públicos desmantelados, los bienes comunes destruidos, la soberanía alimentaria amenazada y las resistencias criminalizadas, por unas empresas que lo supeditan todo a la maximización de las ganancias. Trabajando, además, para unir distintas experiencias y luchas y para aprender colectivamente de nuestras victorias y nuestros fracasos. Porque desmantelar el sistema de poder de las transnacionales requiere de la acción coordinada a nivel mundial, de la lucha en muchos ámbitos, de la combinación de la movilización en las calles y territorios, la educación popular y acciones en parlamentos, medios, foros y organizaciones internacionales.

Entre sus objetivos más concretos se encuentra, en primer lugar, el fortalecimiento de las luchas de las comunidades afectadas que luchan contra los impactos de las transnacionales a través de la solidaridad internacional. Junto a ello, en segundo término, está el desmantelamiento del poder político, económico y jurídico de las transnacionales, reivindicando el control público de sus actividades y responsabilizando a las élites político-empresariales de los crímenes económicos y ecológicos de las transnacionales, denunciando su influencia en gobiernos e instituciones a través del lobby, las “puertas giratorias” y el chantaje.

Se trata de demostrar, como ha sentenciado el Tribunal Permanente de los Pueblos en diferentes ocasiones, que las violaciones de derechos humanos por parte de las transnacionales tienen un carácter sistemático. Además de denunciar la connivencia, “el cordón umbilical” que existe entre las transnacionales y los Estados de origen y acogida de las grandes corporaciones y las instituciones económico-financieras internacionales en la construcción de esta armadura jurídica a favor de los intereses empresariales.

En el marco de esta campaña se ha impulsado la construcción colectiva del Tratado Internacional de los Pueblos para el Control de las Empresas Transnacionales, con el fin de que sirva para avanzar en un proceso de justicia “desde abajo” y en la construcción de alternativas por la soberanía de los pueblos. Porque, como recoge el propio tratado, “frente a la arquitectura de la impunidad que favorece a las empresas transnacionales, hay que construir la arquitectura de los derechos humanos a favor de las mayorías sociales”.


Júlia Martí (@en_construccio), del Colectivo RETS (Respuestas a las Empresas Transnacionales).

Ver en línea : Diagonal, nº 254, septiembre de 2015.


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