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Las inversiones del Banco Santander en el punto de mira

El Salmón Contracorriente

Sábado 21 de febrero de 2015

Detrás de varios proyectos internacionales rodeados de polémica, como la explotación de bosques originarios en Indonesia, la construcción de centrales nucleares en Latinoamérica o la fabricación de armamento en Europa, se encuentra la financiación directa o indirecta del Banco Santander. Organizaciones sociales y ecologistas denuncian que el banco no asume lo que dice su propia política de Responsabilidad Social Corporativa.

"7000 árboles para nuestro mejor circuito: la Tierra", decía un anuncio publicitario del Banco Santander con el piloto Fernando Alonso como protagonista. La campaña, del año 2009, era un interesante intento de conjugar su principal patrocinio deportivo con sus iniciativas de Responsabilidad Social Corportiva (RSC), ya que informaba de la plantación de un bosque para "minimizar el impacto de las emisiones de CO2" de los Grandes Premios de Fórmula 1 en España.

A nadie se le escapa, sin embargo, el riesgo de vincular este tipo de anuncios de caracter medioambiental con un elemento como la Fórmula 1, uno de los deportes menos sostenibles desde esa perspectiva. Y es justamente este doble rasero el que acaba de denunciar Greenpeace, que pide al Banco Santander que siga los principios éticos que reflejan sus propios documentos de RSC y deje de financiar a la papelera indonesia APRIL (Asia Pacific Resources International Limited), una de las empresas implicadas en la destrucción de la selva tropical.

La asociación ecologista ya se puso en contacto con el banco en mayo de 2014 para exponer el caso de APRIL y lo ha vuelto a hacer para informarle de que la compañía papelera está incumpliendo sus propios compromisos: la empresa lanzó un Plan de Gestión Forestal Sostenible en enero de 2014, que incluía el compromiso de no abastecerse de madera procedente de bosques de "alto valor para la conservación", pero una auditoría realizada por KPMG en diciembre de ese mismo año ha mostrado que ninguna de las 50 concesiones forestales que suministran madera a las fábricas de APRIL ha cumplido con esta nueva política.

La situación de estos bosques es preocupante, ya que un reciente informe de la organización Forest Trends señala que más del 30% de la madera utilizada por el sector industrial forestal de Indonesia procede de “talas no declaradas” y otras fuentes ilegales. Desde luego, la papelera APRIL no es la única empresa que realiza ese tipo de prácticas, pero Greenpeace considera intolerable que se financien de quiénes se dicen sensibilizados con estos temas: "El Banco Santander presume de ser una entidad preocupada por el medioambiente, y de tener unos estándares exigentes a la hora de otorgar préstamos a proyectos y empresas”, dice Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de Bosques de Greenpeace España, que pide medidas a la compañía: "Tienen que demostrar es que más allá de la propaganda y la imagen corporativa hay una intención real de apoyar únicamente proyectos que sean beneficiosos para el medioambiente”.

Inversiones polémicas en proyectos con impactos medioambientales

A lo largo de los últimos años, el Banco Santander ha aparecido involucrado en las denuncias por impactos medioambientales de otros proyectos polémicos. Un informe de SETEM elaborado por la organización holandesa SOMO, por ejemplo, explica los vínculos financieros del banco con grandes proyectos controvertidos en el mundo: presas hidroeléctricas en la Amazonía, oleoductos en mal estado en México, megaproyectos de energía nuclear o monocultivos que destruyen la soberanía alimentaria de países latinoamericanos.

Por ejemplo, el Banco Santander habría aportado financiación al "Complejo del Río Madera en Brasil, una red de megainfraestructuras en la Amazonía brasileño-boliviana que amenaza tanto la selva como los asentamientos de indígenas y pueblos pesqueros de la zona. También habría colaborado con 500 millones de euros a la financiación de una gran central nuclear en Jaitapur, India, a pesar de los informes que hablan de peligros sísmicos.

Su apoyo a compañías como la papelera Votorantim, investigada por la ONU tras la fabricación de una presa en Campos Novos, Brasil, tiene también importantes dimensiones sociales: la presa habría desplazado a 750 familias, sin derecho a indemnización alguna. Varios observatorios, como BankTrack, van recopilando y archivando listados de algunos de estos proyectos.

Financiación de proyectos armamentísticos

Los impactos sociales de las inversiones también han sido investigados en profundidad por asociaciones que analizan el papel de los bancos y otras empresas a la hora de financiar proyectos armamentísticos. El Centro Delàs de Estudios por la Paz, el Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG) y SETEM, unidos en la campaña "Banco Santander sin armas", señalan que el Banco Santander es el segundo banco español que más créditos otorga a empresas de armamento:

El informe Evolución de la banca armada en España de la organización Justícia i Pau, ofrece un listado no solo de los créditos del banco a compañías relaciondas con el armamento, sino incuso de las emisión de bonos y pagarés, fondos de inversión, acciones y bonos en este tipo de empresas.

El estudio viene a confirmar, respecto a otros informes anteriores, un extraordinario aumento tanto de las inversiones en armas de la banca española, como de la extranjera, y todo ello a pesar de que "son cada vez más las entidades financieras que dicen aplicar normativas específicas que limitan sus inversiones en armas y de que exista un número creciente de países que están adoptando leyes que prohíben o limitan la financiación de las empresas productoras de bombas de racimo o minas
antipersonal". Paradójicamente, según el estudio, los bancos que más aumentan sus inversiones en armas son aquellos que afirman tener las mejores normativas y políticas al respecto.

Justamente por ello, SETEM concluye que el Banco Santander no ha tomado en serio su responsabilidad social y que "el carácter voluntario de los códigos de conducta parece ser insuficiente para que los bancos implementen dichos principios en su elección de proyectos o empresas en las que invierten."

SETEM, Greenpeace, Justicia i Pau y otras organizaciones sociales reclaman al banco que mantenga los mismos criterios utilizados en otros casos, por ejemplo, cuando anuncia beneficios ambientales o sociales de aquellos proyectos que financia en línea con la Obra Social. Al negar los distintos casos denunciados, el Banco Santander da a entender que sus políticas de Responsabilidad Social atañen únicamente a acciones puntuales y voluntarias, quedando excluída la parte fundamental de su negocio, la financiación. Parece que ahí no llega la responsabilidad.

Ver en línea : El Salmón Contracorriente, 20 de febrero de 2015.


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