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Chevron-Texaco, del apoyo al franquismo a la contaminación de la Amazonía

Luis Nieto Pereira (La Marea, 10 de abril de 2015)

Domingo 12 de abril de 2015

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Si preguntáramos a los movimientos sociales cuáles son las multinacionales más perniciosas para el planeta, sin lugar a dudas Chevron estaría entre las más citadas. No en vano, el pasado mes de enero, las organizaciones que convocan anualmente los Public Eye Awards le otorgaron el premio a la empresa más irresponsable de las últimas décadas, por delante de transnacionales como Wal-Mart, Dow Chemical, Goldman Sachs y Glencore. Y los motivos para merecer dicho galardón no son otros que las amenazas a las luchas populares y la vulneración de los derechos humanos que esta petrolera lleva a cabo.

Al rastrear la presencia en España de Texaco, antecesor de lo que hoy es Chevron, comprobamos que ya se implantó en nuestro país en 1923 y, años después, fue la responsable de proporcionar 3,5 millones de barriles de petróleo al bando fascista durante la guerra contra el gobierno republicano. La compañía norteamericana Texas Co. —una de las ramas de la Standard Oil— había suscrito en 1935 un contrato para el suministro de crudo a Campsa. En el marco de ese contrato entre la compañía estadounidense y el gobierno español, cinco petroleros de Texaco se encontraban en alta mar en julio de 1936. El entonces presidente de la empresa, Torkild Rieber, viajó a Burgos en cuanto tuvo noticia de la sublevación y puso sus barcos a disposición de los generales sublevados, telegrafiando inmediatamente a los cinco petroleros de Texaco para que desviaran su rumbo y se dirigieran a un puerto ocupado por los rebeldes fascistas. Y así le resolvió a los sublevados uno de sus más angustiosos problemas logísticos.

Al finalizar la guerra, el valor del petróleo suministrado —a crédito— por Texaco a Franco sumaba más de 6 millones de dólares. El crudo procedía de la refinería de Port Arthur, en Texas, y en ocasiones se suministraba bajo el camuflaje de envíos a Francia o Italia, para salvar la postura de “neutralidad” y no intervención que había sido diseñada por el gobierno francés de Léon Blum, a la que se adhirieron Gran Bretaña y EE.UU. Por todo ello, el pro-franquista Rieber fue posteriormente condecorado por la dictadura con la Gran Cruz de Isabel La Católica.

Texaco, al igual que ITT y otras multinacionales norteamericanas, también hizo negocios con el gobierno nazi. Para ello fue esencial la amistad entre Rieber y Gerhard Westrick, agregado comercial de la embajada alemana en EE.UU. Entre los acuerdos con Westrick, el que recibió mayor publicidad fue un contrato con Texaco para proporcionar petróleo a la armada alemana. En 1940, Rieber discutió un trato de petróleo con Hermann Göring, lugarteniente de Hitler y comandante supremo de la Luftwaffe. Y está documentado que Westrick trabajó en los Estados Unidos para la Texas Oil Company; su automóvil se compró con fondos de esta empresa y la licencia de chófer de Westrick señala a Texaco como su dirección comercial.

Texaco, además, financió la comunicación de los nazis con los empresarios estadounidenses. Esto se hizo a través de Westrick, encargado de disuadir a los industriales de EE.UU. de entregar material militar al Reino Unido en guerra con los nazis. Según diversos historiadores, Niko Bensmann, representante de Texaco en Alemania, pero a la vez agente secreto de alto nivel, se encargó de proporcionar a los nazis documentos sobre la producción militar estadounidense. Pero el escándalo afloró y todo se echó a perder cuando el jefe de los servicios secretos británicos en Nueva York, William Stephenson, destapó todo en el New York Herald Tribune el 12 de agosto de 1940. Entonces, las actividades de la sociedad cayeron estrepitosamente y Rieber tuvo que retirarse.

Varias décadas después, entre 1972 y 1993, Chevron —en ese momento, todavía Texaco— vertió 18.000 millones de galones de agua tóxica en los bosques tropicales de Ecuador sin ningún tipo de reparación, destruyendo los medios de subsistencia de los campesinos locales y enfermando a las poblaciones indígenas. Esta multinacional también ha sido demandada después por contaminar en 1998 los suministros locales de agua en Richmond (California), con vertidos ilegales sin tratamiento de aguas residuales. Y una situación similar volvió a repetirse en New Hampshire en el año 2003.

Según Oilwatch, esta corporación transnacional es igualmente responsable de graves violaciones de los derechos humanos en las comunidades del delta del Níger entre 1998 y 1999. Estos ataques a las poblaciones locales incluyen asaltos con armas de fuego contra gente desarmada, ejecuciones sumarias, torturas, violaciones y destrucción de propiedades; en algunas ocasiones fueron cometidos por milicias locales, en otras por el propio ejército nigeriano con asesoramiento y medios proporcionados por la multinacional. Todo ello motivó la apertura de juicio en una corte distrital de EE.UU. Asimismo, Texaco es culpable de derrames de petróleo en Río de Janeiro y de la invasión de poblaciones campesinas en Rumanía para extraer hidrocarburos mediante fracking.

A pesar de todos estos antecedentes, Chevron es hoy una de las principales petroleras del mundo. Esta firma es además el primer contribuyente privado de los partidos políticos estadounidenses y financia el Center for Strategic & International Studies (CSIS), un think tank ligado al vicepresidente Dick Cheney, defensor a ultranza de la invasión de Irak.

Así pues, la multinacional norteamericana sigue fiel a su tradición de apoyar las violaciones a los derechos humanos en todo el planeta y aliarse con los personajes más siniestros para lograr aumentar su cartera de negocio y las plusvalías de sus accionistas. Pero, a pesar de sus campañas publicitarias y sus amenazas de acciones legales contra activistas y juristas, los miembros de las organizaciones sociales que conformamos los comités internacionales en defensa de la Amazonía ecuatoriana vamos a continuar denunciando sus prácticas. La próxima cita, la semana que viene en el Parlamento Europeo.


Luis Nieto Pereira es coordinador de Paz con Dignidad.

Ver en línea : La Marea, 10 de abril de 2015.


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