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Los lobbies dominaron el 92% de las reuniones preparatorias de la alianza comercial UE-EEUU

Fuente: Público

Viernes 18 de julio de 2014

El Tratado de Libre Comercio que Bruselas y Washington negocian con sigilo sigue su avance aparentemente inexorable, impulsado por las fuerzas conservadoras, liberales y socialistas que dominan la Eurocámara, pero también por el enorme interés de las multinacionales a ambos lados del Atlántico de acabar con las barreras normativas y las de por sí escasas barreras arancelarias para el comercio entre EEUU y la UE.

Con todo, la espesa niebla que envuelve las negociaciones del Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP, en inglés), va despejándose poco a poco, saliendo a la luz las consecuencias más negativas del tratado; el hecho de que permitirá a las multinacionales demandar a los estados ante cortes arbitrales -no ante los tribunales nacionales- si las empresas consideran perjudicadas sus inversiones en estos países, el peligro de que suponga una rebaja importante del nivel de exigencia de las normativas vigentes en la UE al aplicarse el reconocimiento mutuo de estándares con EEUU, o la enorme presión de los lobbies sobre las negociaciones.

De hecho, entre enero de 2012 y abril de 2013, antes de comenzar las negociaciones oficiales entre EEUU y la UE sobre el TTIP, el 92% de los encuentros auspiciados por Bruselas al respecto tuvieron lugar entre la Comisión y los lobbies privados, y sólo el 4% de los encuentros tuvieron a los representantes de la sociedad civil como protagonistas. Lo que es lo mismo: 520 de los 560 encuentros sentaron a la UE con empresas, y sólo 26 con grupos en representación del interés público.

"Esto refleja que la Comisión da más importancia a las empresas que a los ciudadanos", denuncia a Público Ester Arauzo, portavoz del Observatorio Corporativo Europeo (CEO, por sus siglas en inglés), una ONG encargada de vigilar la presión que ejercen las multinacionales sobre la actividad de la Comisión Europea.

El CEO es responsable del estudio que arroja estas cifras, publicado el pasado 8 de julio, después de analizar los documentos sobre el TTIP que Bruselas ha hecho públicos hasta la fecha, la agenda de los grupos que representan a la sociedad civil y sus encuentros con la Comisión y otros datos facilitados por el Ejecutivo comunitario -algunos, previa petición-.

Según el mismo documento, y pese a las críticas, Bruselas no ha variado un ápice esta forma de proceder, ya que de las 154 reuniones mantenidas con las partes sobre el TTIP entre julio de 2013 y febrero de 2014, al menos 113 de los encuentros han sido con empresas privadas, un 74% del total.

De estas empresas, el CEO asegura que las relacionadas con agricultura y alimentación han sido con diferencia las que mayor presión han ejercido sobre los representantes de Bruselas en estas negociaciones, incluyendo esta lista a multinacionales tan conocidas como Nestlé o Coca Cola.

Las empresas de telecomunicaciones, automoción, ingenería y maquinaria o las relacionadas con el sector químico son sólo algunas de las que aparecen en el ránking publicado por el Observatorio Corporativo Europeo, que insiste en denunciar la falta de transparencia y de democracia en las negociaciones sobre el tratado, como ya han hecho otras organizaciones y entidades como el Transnational Institute, ATTAC o Ecologistas en Acción, apoyadas por partidos políticos como Izquierda Unida, y siempre con el bipartidismo remando en la dirección contraria.

Aznar vende las virtudes del TTIP

Desde su tribuna como presidente del think thank y laboratorio ideológico del PP, la Fundación FAES, el expresidente del Gobierno José María Aznar se ha sumado a la lista de políticos neoliberales que han pasado a vender las virtudes del TTIP a bombo y platillo.

El pasado 6 de julio, flanqueado por su sucesor en el PP y actual presidente del Gobierno Mariano Rajoy, Aznar clausuró las actividades del Campus FAES en su XI edición. Apenas 48 horas antes, el expresidente puso toda la carne en el asador en su defensa del tratado, llegando a asegurar que el TTIP es "la más importante iniciativa que tiene la Unión Europea sobre la mesa, por no decir la única".

De hecho, el líder de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) hizo estas declaraciones durante la presentación del estudio Una nueva comunidad atlántica: generar crecimiento, desarrollo humano y seguridad en el hemisferio atlántico; un texto que Aznar no ha dejado de airear desde que viera la luz, elaborado por la Atlantic Basin Initiative que el exsecretario general del PP preside y que puso en marcha en el Center for Transatlantic Relations de la Johns Hopkins University, con la que Aznar también colabora (como distinguished fellow).

Mientras PSOE, UPyD y otros grupos se han negado a paralizar las negociaciones sobre el TTIP o a realizar una consulta ciudadana al respecto, el Partido Popular ha rechazado incluso la posibilidad de crear una comisión parlamentaria que profundizase en el impacto que el tratado tendrá en nuestro país, para poder explicar sus efectos a los ciudadanos españoles.

La consulta "cosmética" de la UE

Preocupada por la creciente alarma social ante las opacas negociaciones de la UE sobre el TTIP y el mecanismo que permitirá a las empresas saltarse los tribunales nacionales de los estados y dirimir disputas con los estados en cortes arbitrales, la Comisión Europea habilitó en su web un formulario de consulta sobre el Tratado para que los ciudadanos europeos pudieran hacer sus aportaciones sobre el mecanismo de protección de inversiones que incorpora el tratado (ISDS).

Este mismo lunes expiró el plazo para participar en esta consulta, en la que varios grupos que representan a la sociedad civil en las negociaciones del TTIP estiman que han participado cerca de 100.000 personas.

De momento, la UE sólo se ha comprometido a estudiar estas aportaciones y a presentar una recopilación de las mismas "en los próximos meses", en una consulta que a ojos de varias organizaciones constituye una mera operación "cosmética"-en palabras de Cecilia Olivet, investigadora del Transnational Institute- , ya que no ha permitido a los participantes expresar rechazo directo al mecanismo de protección de inversiones que permite a las empresas denunciar a los estados, además de presentar un texto -, "redactado de forma técnica, difícil de entender para el público no especializado", tal y como aseguró Olivet a este diario.

Para Leo Palumbo, portavoz de la Alianza por la Sanidad Pública Europea (EPHA), una de las organizaciones personadas en las negociaciones en representación de la sociedad civil , el hecho de que se haga una consulta así es "un paso adelante", ya que un mecanismo de participación similar no tiene precedentes en la UE, aunque también se suma a otras críticas sobre la herramienta: "El mecanismo era difícil de usar incluso para nosotros, que estamos acostumbrados a usar este tipo de herramientas", afirma.

Cuestionado por el impacto que finalmente tendrá esta consulta, Palumbo reconoce no tener respuesta: "Eso mismo nos preguntamos nosotros. Esperamos que la Comisión la tenga en cuenta y decida rechazar el ISDS, pero también hay que ver cómo es la situación con los nuevos eurodiputados, con el nuevo comisario de Comercio [responsable del TTIP en la Comisión]... en septiembre, cuando sea elegido, habrá muchas preguntas que responder", zanja.


El mayor área de comercio del mundo

Las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y EEUU comenzaron en julio de 2013 para crear la mayor área comercial del mundo, en la que residen 800 millones de personas. El acuerdo supondrá la eliminación de barreras normativas y económicas -ya muy bajas- para las relaciones comerciales entre Estados Unidos y el Viejo Continente, y teóricamente representará un beneficio anual de hasta 110.000 millones de euros para las arcas europeas (cerca de 545 euros por familia para nuestro país), y de 95.000 millones de euros para Estados Unidos, según las estimaciones más optimistas de la UE. Ya han transcurrido cinco rondas de negociaciones -la última en mayo-, pero no es probable que el Tratado sea ratificado antes de finales de 2015 como pronto. Deberá ser aprobado por el Parlamento Europeo y por cada uno de los Estados, aunque no será sometido a referéndum.

Ver en línea : Público, 15 de julio de 2014.


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