Un chico con gorra pinta a un señor que se quedó dormido en uno de los sillones de la biblioteca con el periódico entre las piernas. Dos veinteañeras intentan darle más solidez a una de las vigas que soportan los toldos azules, lo están reforzando en previsión al pronóstico de lluvias. Un grupo de 6 o 7 prepara una pancarta sentados en el suelo mientras un señor mayor, apoyado en su bastón, les asesora sobre cómo de separadas han de estar las letras para que se lea bien. Varias personas se arremolinan alrededor de dos tableros de ajedrez en los que cuatro personas, de distintas edades y sexos, están jugando una partida. En otro lado, un grupo de adolescentes rapean mientras otros tantos hacen ritmo con las palmas. Un fotógrafo aficionado toma distintos planos de varios niños y niñas que están haciendo un mural. Un chico de la comisión de respeto barre la calle. Otra lleva cinta aislante a los distintos lugares para tapar los enchufes por si llueve. Alguien coloca libros que alguien trajo hasta allí en estanterías recogidas de la calle. Muchos preparan la comida y ordenan todo el material que la gente sigue trayendo: paquetes de arroz, macarrones, agua, ollas, galletas, pan… Una señora que pasaba por allí se sienta a descansar en una silla, ahora hay asientos gratuitos en la plaza. Gente diversa trabaja con una coordinación sorprendente sin apenas intercambiar palabras. Se escuchan frases en diferentes idiomas. Otra mujer cuenta que ayer estuvo más de dos horas en la plaza charlando con gente diversa a la que no conocía, y que no se sintió sola. Suenan anuncios por megafonía que relatan cómo transcurren las movilizaciones en otros lugares y que recuerdan la importancia de la limpieza y el respeto. Uno lleva un rato mirando el enorme anuncio de L’Oreal enterrado debajo de pancartas de carácter no comercial. Una chica sube desde su móvil un mensaje al twitter. Un chico con un brazalete en el que pone infra se acerca a decir que hace falta gente para ayudar en infraestructuras. En escasos minutos ya hay personas de sobra para ayudar. Desde enfermería recuerdan cada rato que hay que tomar agua para contrarrestar el calor. Un grupo de trabajo está reunido en círculo hablando de economía bajo la luz azulada que los toldos impregnan a toda la plaza. Dos barrenderos del ayuntamiento se coordinan con la gente de limpieza de la acampada para trabajar conjuntamente. Se cuida, mucho. Una abuela lleva a su nieta al área infantil y se sienta en una silla de color amarillo.

Andrea escribe en una hoja de su cuaderno: Con un día de retraso y después de una intensa noche en la plaza, te escribo para felicitarte, a la espera de que el próximo lo podamos celebrar más cerca, compartiendo las ilusiones y esperanzas que en estos tiempos tienen forma de Sol.