Relaciones ONGD-sector privado

En las últimas décadas, las organizaciones no gubernamentales de desarrollo (ONGD) han ido experimentando un proceso de evolución que les ha llevado a ir modificando sus objetivos, sus instrumentos de intervención y su propia base social. Los cambios que han tenido lugar en sus estructuras y en sus prácticas, la pérdida de relevancia social y de influencia política, la modificación de la percepción que tiene el resto de la sociedad de su labor, el cuestionamiento de su función en el contexto de las relaciones internacionales, sus relaciones con otros movimientos sociales, el progresivo acercamiento que se ha ido produciendo entre las grandes empresas y las ONGD, todos ellos son factores a tener en cuenta cuando se estudia el rol que desempeñan las ONGD en la actualidad.

En los últimos tiempos, las organizaciones de la sociedad civil han ido perdiendo peso en cuanto a su participación en las dinámicas de la cooperación internacional; especialmente, a partir de la aplicación de los programas de eficacia de la ayuda, con los que se ha venido otorgando un papel residual a la ciudadanía organizada a través de las ONGD y los movimientos sociales. De esta forma, su participación se ve progresivamente reducida y limitada, teniendo que circunscribirse al estrecho margen establecido por las nuevas tendencias que parecen imponerse. Así, las alianzas público-privadas, los negocios inclusivos y los proyectos para el fomento del tejido económico y empresarial aparecen, dentro de los lineamientos fundamentales de la agenda global de desarrollo, como las vías principales para el establecimiento de relaciones entre el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil.

En la actualidad, las ONGD pueden relacionarse con estas compañías a través de múltiples líneas de acción conjunta: cofinanciación de proyectos y campañas, patrocinio de actividades, captación de fondos, creación de fundaciones, emisión de certificaciones y avales a los códigos de conducta, participación en voluntariado corporativo y, ahora también, mediante las alianzas público-privadas. En todo caso, puede decirse que existen importantes diferencias en el posicionamiento que tienen las ONGD acerca de su relación con las grandes corporaciones, no ya sólo en cuanto a la utilización de la imagen de solidaridad en campañas publicitarias sino, sobre todo, en torno al reto de asumir el paradigma de la responsabilidad social y apostar por la asociación con el sector privado como motor de desarrollo y de lucha contra la pobreza.