Comunicación

La publicidad se ha instaurado como el principal canal ideológico del consumismo a la vez que vertebra el ideal del crecimiento productivo ilimitado y la libertad de mercado como una fuente inagotable para la satisfacción de las necesidades humanas. Su capacidad seductora intenta colarse por cualquier resquicio de nuestra vida y se plantea de una forma unidireccional.

Aunque la publicidad sea la fórmula más reconocible de emisión de un mensaje comercial, las grandes empresas han aprendido que la comunicación corporativa puede incluir, igualmente, otras fórmulas eficientes para conseguir que su mensaje llegue al público objetivo. Entre esas estrategias para difundir los mensajes y la imagen de marca de las multinacionales se encuentran, por ejemplo, el control de la información y la elaboración de las noticias en los medios de comunicación de masas, así como la llamada Responsabilidad Social Corporativa, una estrategia que durante la primera década de este siglo se ha venido encuadrando dentro de los departamentos de comunicación y marketing de las grandes compañías.

En realidad, como se dice en el Diccionario crítico de empresas transnacionales, la publicidad ha pasado de ser una forma de reclamo comercial a un modelo que impregna todas las fases de la comunicación empresarial.