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Zapatero: "Un ansia infinita de paz". Gastos militares, intervenciones en el exterior, relaciones con América Latina y apoyo a las multinacionales

Ramón Fernández Durán, Carlos Taibo, Pere Ortega, Pascual Serrano, Pedro Ramiro y David Llistar (Diagonal nº71, febrero de 2008)

Sábado 16 de febrero de 2008

Constitución Europea (I)
Ramón Fdez. Durán (Ecologistas en Acción)

El Gobierno español fue el primero en aprobar en referéndum la Constitución, en la consulta con más baja participación de la democracia española (42%). Pero a pesar del 77% de ‘síes’, sólo algo más de tres de cada diez ciudadanos apoyaron la Constitución. Eso fue celebrado como un gran triunfo para Europa y para la democracia española. Ahora asistiremos a la modificación en toda regla de la máxima expresión de la soberanía popular, pues el Gobierno español someterá el nuevo Tratado a ratificación en el Parlamento, pasándose por el forro lo que había sido, según ellos, la expresión de voluntad popular. El referéndum del poder sirvió para impulsar un debate sobre el “proyecto europeo”, y la futura y subrepticia ratificación parlamentaria debe ser utilizada para profundizar el debate en torno a esta Europa que está condicionando tanto nuestras vidas. El mito de Europa que existía hasta ahora en nuestro territorio hace tiempo que estaba entrando en crisis, y saltó en gran medida por los aires tras el ‘no’ francés y holandés. Es hora pues de profundizar en este debate, exigiendo un no deseado referéndum, y animar las resistencias a la Europa del capital.

Constitución Europea (II)
Carlos Taibo (escritor)

El Gobierno español no dudó, a principios de 2005, en apoyar sin cautelas un tratado constitucional, el de la UE, que respondía al propósito de otorgarle un marchamo legal al desorden neoliberal imperante. Llamativamente, se desmarcó por completo de las críticas que el tratado suscitó, por ejemplo, entre muchos de los socialdemócratas escandinavos, conscientes de cómo el texto cortaba las alas al horizonte de un Estado intervencionista que garantizase el vigor de derechos sociales y atendiese a los más desfavorecidos. Tampoco parece que el Gobierno español apreciase problema alguno en la ratificación de una relación de sumisión con EE UU, evidente en un texto en el que no faltaban los espasmos militaristas. El referendo convocado en febrero de 2005 fue, en suma, una genuina ceremonia de la confusión en la que las autoridades españolas esquivaron cualquier debate serio. Han actuado de la misma manera cuando, en noviembre de 2007, se ha aprobado en Lisboa un minitratado -en esencia es el mismo texto rechazado por la mayoría de los ciudadanos franceses y holandeses-, sin que en este caso, y para evitar riesgos, se vaya a organizar entre nosotros referendo alguno.


Gastos militares y defensa

Pere Ortega (Centre Delás d’Estudios por la Paz)

Si se observan los presupuestos de defensa durante esta legislatura, éstos han aumentado entre el 5% y el 6%, incremento superior al IPC anual. Los derivados de la I+D militar dedicados a nuevos armamentos este año 2008 han sido del 5%, pero en 2006 alcanzaron un 26%. Y en el apartado de inversiones militares aún resultan más alarmantes, entre el 27% y 64% según los años. Es decir, el Estado español respecto a cuestiones militares vive instalado en una deriva del gasto militar que lo sitúa en el 1,7% del PIB, muy por encima de lo que indican los presupuestos del Estado y los anuarios internacionales. Esto es así porque el gasto militar se encuentra camuflado entre diversos ministerios. Otro parámetro para evaluar la deriva militar son las exportaciones de armas, éstas alcanzaron la cifra de 845 millones euros en 2006 frente a los 419 millones de 2005, que sitúan a España en el octavo lugar del ránking mundial en venta de armamentos. La presencia de fuerzas militares en el exterior ha ido aumentando año tras año, hasta situarse en los 2.815 efectivos actuales con un coste que rondará los 500 millones de euros.

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América Latina

Pascual Serrano (periodista)

El Gobierno ha jugado una vez más a nadar y guardar la ropa. Por ejemplo, cuando Zapatero salió en defensa de Aznar respondiendo a Chávez en la Cumbre de Santiago, nadie del Gobierno, del ministerio, ni del PSOE se quiso acordar de los telegramas clasificados que envió la embajada española en Caracas cuando el golpe y que demostraban la implicación de nuestro Gobierno, a pesar de que fue el propio Moratinos quien lo hizo público en su comparecencia parlamentaria. También fue un acto de injerencia decir que nuestro Gobierno estaba “preocupado” (Trinidad Jiménez dixit) por la no renovación de la licencia de emisión a una empresa de televisión en Venezuela. Eso ha sucedido en decenas de ocasiones en todos los países, ¿desde cuándo nuestro Gobierno muestra su preocupación o tranquilidad para la distribución de las licencias para el uso del espacio radioeléctrico en otros gobiernos?


América Latina (II)

Pedro Ramiro (Observatorio de Multinacionales en América Latina)

Para analizar las relaciones entre el Gobierno de Zapatero y los ejecutivos de América Latina, hay que tener en cuenta que “lo que está pasando en la región no se entendería sin la presencia de la empresa española, como no se puede imaginar el Santander sin América Latina”, tal y como afirma el director general de este banco. Por lo tanto, desde el punto de vista de la defensa de los intereses del capital de origen español, el Gobierno ha mantenido relaciones entre buenas y excelentes con los mandatarios de los seis países en los que se concentra el 92% de la IED española: Brasil, Argentina, México, Chile, Colombia y Perú. Sin embargo, las relaciones con Venezuela, Bolivia y Ecuador, cuyos gobernantes han tratado de modificar, en mayor o menor medida, las condiciones en que operan las multinacionales españolas, no han sido tan cordiales. Basta recordar la que se armó en la Cumbre de Santiago de Chile. Actualmente, una gran parte de los ingresos de las mayores multinacionales españolas provienen de sus actividades en América Latina. Y es que en aquella región son líderes en sus respectivos sectores: Repsol-YPF es la primera petrolera; Telefónica lidera las telecomunicaciones; Endesa domina el mercado de la electricidad; el Santander y el BBVA son los dos mayores bancos. Esta situación obedece al apoyo que les han ido brindando los sucesivos gobiernos españoles. Incluido el de Zapatero, que no ha dudado en echar una mano a las multinacionales españolas que han tenido problemas: para proteger los intereses de Repsol en Bolivia, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores viajó allí unos días después de que se promulgase el decreto de nacionalización de los hidrocarburos; para defender los nedefender los negocios de la papelera española ENCE, el rey Juan Carlos actuó como mediador en el conflicto diplomático entre Argentina y Uruguay; y en el caso de Unión Fenosa en Nicaragua, según denunció Daniel Ortega, la embajada española presionó para favorecer a esta multinacional.

Multinacionales
David Llistar (Observatorio de la Deuda en la Globalización)

El Gobierno del PSOE se ha distinguido del anterior principalmente por las formas, que no por sus objetivos, unas relaciones internacionales orientadas a la internacionalización de la empresa española. En los esfuerzos del Gobierno socialista por contar con ‘campeones nacionales’ en todo el mundo, se ha mostrado una cara amable, dialogante, europeísta y acompañada de cooperación, para conquistar los mercados que antes se lograban por canales más duros y bajo una alianza estratégica con la geoestrategia de Bush y Blair. Destacamos por ejemplo el Plan África, donde se intercambian ayuda e inversiones (principalmente en hidrocarburos y pesca) por control migratorio y concesiones. En el plano de la regulación, destaca en esta legislatura la aprobación de tres leyes con capacidad de poner límites a las transnacionales (Ley de Responsabilidad Corporativa, Ley de Deuda y Ley de Responsabilidad Ambiental) que terminaron siendo descafeinadas ante la posibilidad de que perjudicaran a las transnacionales españolas ante la competencia internacional. Sin embargo, la legislatura del PSOE coincide, por un lado, con distintos procesos de nacionalización de empresas antes privadas (Venezuela, Bolivia, Argelia, Ecuador, Argentina...) que provocan conflictos bilaterales donde se buscan procesos de arbitraje internacionales, y por el otro, la expansión de las transnacionales españolas deja de proyectarse hacia Latinoamérica y lo hace sobre todo en Europa y Estados Unidos, y en menor medida en China y los países emergentes latinoamericanos.

- Este artículo ha sido publicado en Diagonal nº 71, 7-20 de febrero de 2008

- Vea el balance completo de la última legislatura en Cuatro años de ZP >>

Ver en línea : Diagonal nº 71


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