Los agónicos cortes de electricidad y una abultada deuda recuerdan aún hoy a los dominicanos la secuela de la presencia en su mercado eléctrico de la firma española Unión Fenosa.

Suspensión del servicio, sin aviso previo, a municipios enteros con el pretexto de " sancionar a morosos" y sin respetar el debido proceso, así como la retirada de elementos de infraestructura construidos por las comunidades, fueron algunas de las medidas aplicadas por la empresa ibérica. Sin embargo, el trago más amargo fue el aumento indiscriminado de las tarifas, lo que marginó a barrios enteros, obligó a suspender actividades educativas y de salud y lesionó la actividad económica en las zonas más pobres, recuerda el diario Horizonte en un comentario.

La irrupción de Unión Fenosa en Dominicana en 1999 y hasta 2003 coincidió con una ola de privatizaciones y abrió una etapa de arbitrariedades que crearon en el país un adverso fermento social que aún persiste, a juicio de la publicación.

Acorde con las estadísticas disponibles, en República Dominicana una de cada ocho personas carece de ese servicio básico y las restante siete padecen apagones largos y frecuentes.

Las exacciones de la firma española continúan incluso en la actualidad, cuatro años después de disolver el vínculo con República Dominicana por la compra de sus activos por parte del gobierno.

Según el acuerdo de compra, hecho público el 16 de octubre de 2003, la transnacional recibió un pago inicial de 15 millones de dólares y la promesa de otros durante los siguientes 12 años.

Desde 2003 y hasta 2014, ambos inclusive, el Estado dominicano se comprometió a liquidar un promedio de 58 millones 100 mil dólares anuales al holding ibérico, el cual valoró sus propiedades en este país en 697 millones de billetes verdes.

Esas liquidaciones siguen un camino tortuoso e inexplicable pues comenzaron en el nivel de 48,2 millones de dólares el primer año y ascienden de forma progresiva hasta los 71,3 millones en el octavo.

Los cuatro pagos restantes siguen el mismo patrón: 61,1 millones el noveno; 62,9 el siguiente; 64,8 el decimoprimero y 66,7 millones el duodécimo y final.

Vistas las condiciones actuales de penuria económica por factores como la inflación, baja del turismo y estragos por catástrofes naturales, las condiciones impuestas por unión Fenosa a Quisqueya son un agujero negro para la economía y engrosa su deuda externa.

En rigor, los plazos están garantizados por el pago del servicio por los consumidores, equivalentes al 115 por ciento de las sumas requeridas, lo que deja apenas un margen de 15 por ciento de los ingresos para la compra de equipos, sustitución de maquinarias e insumos y otras inversiones.

Tal vez ello explique por qué los dominicanos afirman pagar la electricidad más cara del mundo, y la peor, visto el carácter espasmódico del servicio.